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Actualizado: 21 de junio de 2025


Sin embargo, a pesar de que, como sabemos, gran parte del teatro de Lope está irreparablemente perdido, nos son conocidos los títulos de setecientas veintiséis comedias y de cuarenta y siete autos, y en la actualidad aún poseemos muy cerca de quinientas de las primeras.

Y riendo se escanció bonitamente tres ó cuatro vasos de sidra, y uno en pos de otro dándose casi la mano los introdujo en las inmensas oquedades de su vientre, donde apenas se notó su presencia. El capitán empezó á sentirse más inquieto. Ya sabemos que era hombre de poco aguante.

Sucede á veces que la cosa no comprendida nos parece rayar en lo imposible; mas si por otra parte sabemos que existe, nos guardamos de declararla tal, y conservando la conviccion de su existencia, recordamos el poco alcance de nuestro entendimiento.

Las cosas que sabemos por revelación divina no pueden ser contrarias al conocimiento natural, porque el conocimiento natural viene también de Dios, puesto que Dios es el autor de nuestra naturaleza. Porque exceda a la razón una cosa no debe reputarse contraria a ella.

No sabemos cómo, acaso no lo conocemos, tal vez nos quejamos, porque no vemos el interior de esta enorme máquina que se llama mundo; pero tenga el lector por cierto que Dios paga siempre estas cosas. Tal vez nos lo paga con monedas que nosotros no sabemos apreciar; pero nos lo paga. Esta verdad es la más evidente y la más necesaria de la vida.

Chico, por lo mismo que nosotras hemos conocido bien la pobreza, sabemos mejor que vosotros lo agradable que es. Yo me he comprometido con Salabert porque tiene mucho dinero y puede satisfacer todos mis caprichos. No necesitaba decírtelo.... Por lo demás, si fuera a dar gusto a mi corazón demasiado sabéis, y demasiado lo sabe él, que yo nunca he querido a nadie de verdad más que a Manolo.

2 Entonces corrió, y vino a Simón Pedro, y al otro discípulo, al cual amaba Jesús, y les dice: Han llevado al Señor del sepulcro, y no sabemos dónde le han puesto. 3 Y salió Pedro, y el otro discípulo, y vinieron al sepulcro. 4 Y corrían los dos juntos; mas el otro discípulo corrió más presto que Pedro, y llegó primero al sepulcro.

No juzgueis nuestra ley por nuestras acciones: sabemos que somos débiles y prevaricadores, pero se nos manda que seamos perfectos.

Ya sabemos que la hija menor de Sánchez, desde que perdiera su belleza en aras de la ciencia, apenas pisaba la calle. Al café del Siglo no había vuelto jamás. El desengaño de Godofredo al tiempo mismo que le había herido la desgracia, no poco contribuyó también a dejarla en el profundo abatimiento en que vivía.

Pero Rosalía buscaba una venganza terrible. ¿Cómo? Mucho le asombró ver entrar al abate con un militar desconocido. La casa estaba dispuesta de tal modo, que acercándose á la puerta se oía cuanto en los cuartos inmediatos se hablaba. Todos sabemos los fines de la visita de Bozmediano á las de Remolinos.

Palabra del Dia

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