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Actualizado: 13 de junio de 2025


17 Galaad se quedó al otro lado del Jordán; y Dan ¿por qué se estuvo junto a los navíos? Aser se asentó a la ribera del mar, y en sus quebraduras se quedó. 18 El pueblo de Zabulón expuso su vida a la muerte, y Neftalí en las alturas del campo.

Esos cascotes, esos fragmentos de roca que caen de las quebraduras superiores al cauce de hielo, se amontonan poco á poco al pie de las paredes como enormes murallas de piedra; caminan lentamente con la masa helada que los lleva, pero otros escombros, desprendidos de los mismos lados de la montaña, ocupan el lugar que han dejado aquellos.

Y llegaron a Riosa poco antes del oscurecer. Las minas de Riosa están situadas en el centro de dos cumbres poco elevadas, estribaciones de una famosa sierra. Rodéanlas por todas partes terrenos ásperos, lomas y colinas de escasa elevación, donde abundan, no obstante, las quebraduras y asperezas que le dan aspecto triste y siniestro.

En esta transformación, cambia más el aspecto de las llanuras que el de las protuberancias de la montaña. Al desplomarse por todas partes las nieves han cegado las cavidades, han nivelado los huecos, han borrado las quebraduras secundarias del terreno. Cubiertos están torrentes y cascadas; todo descansa, helado, bajo aquel inmenso sudario.

Las montañas severas, poseídas de súbito enternecimiento, hicieron resonar la voz del soldado, conduciéndola muy lejos al través de sus gargantas y quebraduras. Entabláronse animadas conversaciones en la tropa que se suspendían cada vez que el soldado andaluz lanzaba al aire una copla. Los presos continuaban en su obstinado silencio.

En aquella posición, casi inexpugnable, se habían apostado varias partidas, fuertes de hasta cuatro mil hombres, decididas a defender el paso. Las quebraduras que tenían a su derecha eran inaccesibles, y el tajo de la izquierda absolutamente imposible de salvar.

Celesto hizo una mueca horrorosa con su nariz multicolora. Porque es tiempo de manifestar que la nariz del mensajero no era bermeja, como a primera vista le había parecido a Andrés, sino que, dominando este color notablemente, todavía dejaba que otros matices, tirando a amarillo, verde y morado, se ofreciesen con más o menos franqueza entre los muchos altibajos y quebraduras que la surcaban.

Al poco rato sucedió lo mismo en el extremo opuesto, enmudeciendo las tres o cuatro piezas que hacían fuego desde la línea inferior de las trincheras. Los liberales siguieron disparando, y así trascurrió una hora. De pronto, de entre las quebraduras de los cerros, ocupados por el ejército, salieron dos columnas de tropa, destacándose las filas de pantalones rojos sobre el gris terroso del suelo.

Palabra del Dia

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