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Actualizado: 9 de junio de 2025


Pero dejemos con su cólera a Sancho, y ándese la paz en el corro, y volvamos a don Quijote, que le dejamos vendado el rostro y curado de las gatescas heridas, de las cuales no sanó en ocho días, en uno de los cuales le sucedió lo que Cide Hamete promete de contar con la puntualidad y verdad que suele contar las cosas desta historia, por mínimas que sean.

Lo malo es que esta fuerza no se ejerce fuera de Fausto mismo. En él, crea de un modo ideal cuanto quiere: fuera no puede nada. Pero de esas cosas ideales, que Fausto crea en , concibe y apetece, el diablo sólo las mínimas y de menos valía puede realizar en el mundo exterior: otras, ni siquiera las entiende.

De todas estas grandes y mínimas partes se compone un buen caballero andante; porque vea vuesa merced, señor don Lorenzo, si es ciencia mocosa lo que aprende el caballero que la estudia y la profesa, y si se puede igualar a las más estiradas que en los ginasios y escuelas se enseñan. -Si eso es así -replicó don Lorenzo-, yo digo que se aventaja esa ciencia a todas.

Este profesor al proclamar las dósis mínimas y de ningun modo comparables á las dósis de los compuestos actuales, ha conmovido el edificio de la posologia ordinaria y cada dia mas condenada por algun órgano de la ciencia.

Fuera de que Cide Mahamate Benengeli fue historiador muy curioso y muy puntual en todas las cosas; y échase bien de ver, pues las que quedan referidas, con ser tan mínimas y tan rateras, no las quiso pasar en silencio; de donde podrán tomar ejemplo los historiadores graves, que nos cuentan las acciones tan corta y sucintamente que apenas nos llegan a los labios, dejándose en el tintero, ya por descuido, por malicia o ignorancia, lo más sustancial de la obra. ¡Bien haya mil veces el autor de Tablante de Ricamonte, y aquel del otro libro donde se cuenta los hechos del conde Tomillas; y con qué puntualidad lo describen todo!

Con mas frecuencia podrémos felicitarnos de las dósis minimas, aun mas allá de la trigésima dilucion, especialmente si se quiere rebajar y calmar la grande irritabilidad de los niños. Algunos glóbulos ó una gota en medio vaso de agua tomada á pequeñas cucharadas, es suficiente muchas veces.

Había pues que salir huyendo de aquel tan concurrido paraje, por las molestias del piso y por el hedor, y, dejando á un lado los sucios paredones de las huertas de los conventos de San Francisco y de San Buenaventura, cuya irregular traza formaba estrechos, tortuosos y terrizos callejones, para entrar por la famosa calle de las Sierpes, pero ya en ella tampoco sería extraño el hallar á cada paso montones de basura á las puertas de menestrales ó posaderos, ó bien en forma de artísticas pirámides, arrimados á los rincones que formaban los entrantes y salientes de las casas y conventos de las Mínimas y de Pasión, muy apropiados para que los vecinos vertiesen las inmundicias y «vestiglos» que así llamaban entonces á los animales muertos, no obstante que habia persona á cuyo cargo estaba el recogerlos.

Oyó Benina con interés y piedad este relato, que aquí se da, para no cansar, reducido a mínimas proporciones; y como era mujer de buen sentido, no incurrió en la ligereza de engreírse con aquella pasión africana, ni tampoco hizo chacota de ella, como natural parecía, considerando su edad y las condiciones físicas del desdichado ciego.

Palabra del Dia

rigoleto

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