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Actualizado: 11 de noviembre de 2025
Era hija de un maestro de escuela que había muerto el año anterior. Se educaba en los Estados Unidos cuando esta desgracia la obligó á volver al país, dejando incompletos sus estudios. Quería servir de madre á sus hermanos menores, que después de muerto el padre, quedaban completamente solos en la casa.
No sin objeto hago esta enumeración trivial. La ciudad capital de las provincias pastoras existe algunas veces ella sola, sin ciudades menores, y no falta alguna en que el terreno inculto llegue hasta ligarse con las calles.
Unido á la armada el contingente preparado por la religión de San Juan, que consistía en las cuatro galeras y una galeota dichas, un galeón bien artillado, con nueve piezas gruesas, sin las menores, 40 caballeros y 700 arcabuceros escogidos, dió la vela, con viento próspero de Levante, hacia Seco del Palo, fondeadero situado entre Trípoli y la isla de los Gelves, que había de servir de punto de reunión.
Entre la abnegación de una hija que se consagra a sus padres y la de una hermana que se sacrifica por sus hermanos menores, no sé, en verdad, a cuál dar la preferencia.
Aun para los que desconocían los escabrosos detalles de estas relaciones públicas del marqués con la tierna recién casada, la circunstancia precisamente de la extremada juventud de su cómplice, le daba un aire de criminal corrupción de menores que causaba universal repugnancia.
Aquí llegaba don Quijote de su canto, a quien estaban escuchando el duque y la duquesa, Altisidora y casi toda la gente del castillo, cuando de improviso, desde encima de un corredor que sobre la reja de don Quijote a plomo caía, descolgaron un cordel donde venían más de cien cencerros asidos, y luego, tras ellos, derramaron un gran saco de gatos, que asimismo traían cencerros menores atados a las colas.
No importa, yo tenía voluntad, tenía ánimo y entereza, valor y constancia. Yo sabía que había de arribar: que habían de pasar para mí los días de vergüenza en que mis condiscípulos menores me adelantaban. Era un muchacho de quince años cuando entré en el colegio y apenas sabía leer y escribir, pero trabajé con tesón y me abrí paso.
Con las riendas sueltas, la cabeza inclinada y la mirada pensativa, ambos se callaban escuchando en el fondo de sí mismos el eco encantador de las palabras ya dichas y viendo pasar ante sus ojos medio cerrados los menores incidentes de aquel día inolvidable pronto a rodar al abismo del pasado.
Y entiéndase que, al decirlo, no quiero decir que sean menores los objetos de que voy a tratar. Quiero decir sólo que son nuevos, que su mérito aún no está estimado y tasado por el público, y que yo, aunque sólo sea como parte mínima del público, puedo, sin soberbia vanidosa, concurrir al examen y contar con mi voz y mi voto en la estimación y en la tasa.
Hardoin es demasiado formal para molestarte sin motivo serio. ¿No te figuras tú lo que es? Es posible respondió gravemente el anciano. Raúl se le quedó mirando con cierta alarma. Cuando se es heredero, las menores palabras tienen su importancia, sobre todo si se trata de notario.
Palabra del Dia
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