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Si á esta suma agregamos los refuerzos necesarios en las operaciones emprendidas, que no han de bajar de 3.000 hombres, quedarán plenamente justificados los recelos abrigados por nosotros de que el Ejército filipino resulte insuficiente para garantir en tan lejanas latitudes los sagrados intereses encomendados á su custodia.

Su padre me robó, siendo causante de mi perdición y él, en parte con mi propio dinero, acababa de hundirme y encenagarme... Puede que estos sentimientos no estuvieran enteramente justificados, pero a mi me dominaban con imperio irresistible. Determiné romper con él inmediatamente, y sin explicaciones que era incapaz de comprender.

Sin embargo, si conocía su desunión, esos celos no habrían sido muy justificados... insinuó Ferpierre, oponiéndose a mismo esta objeción, pues en su esfuerzo por ver claro en aquel misterio expresaba todas las ideas que se le iban presentando. ¿Sabía la rusa que entre los patrones de usted había discordia? No podría decirlo.

7 Ciertamente apenas muere alguno por un justo; porque por lo bueno puede ser que alguno osara morir. 8 Mas Dios encarece su caridad para con nosotros, en que siendo aún pecadores, el Cristo murió por nosotros. 9 Luego mucho más ahora, justificados en su sangre, por él seremos salvos de la ira.

Por eso nos permitimos recordar á los poderes constituídos que en Filipinas el comercio peninsular no tiene arraigo y la representación de nuestra raza es muy raquítica para poder neutralizar el incontrastable empuje del elemento asiático que allí impera, no sólo por el número, que ya hacen respetable los cien mil mestizos sangleyes que existen, sino por ser los principales acaparadores de la riqueza del país y encontrarse perfectamente organizados y con una unión que distan mucho de imitar nuestros compatriotas, por más que ésto obedezca á manejos que, si hoy no alcanzan á llamarse políticos, pudieran ser precursores de una hostilidad que en momento dado diese funestos resultados para la integridad de la patria, ocasionando desquiciamientos siempre dolorosos cuando no están justificados por las leyes naturales del progreso.