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El señor Chantre es una de las personas más buenas, más afables y más instruídas que hemos tratado nunca, y nos obsequió y agasajó como hombre bien nacido de los buenos tiempos de la hidalguía española, quedando por nosotros, y no por él, si de visitantes no nos convertimos en comensales, y hasta en huéspedes de su pacífica morada.

A , que ya soy viejo, no me importa... Pero usted no cómo puede vivir sin sus teatros y sus cafés y sus círculos de personas instruidas con quien poder hablar de ciencias... y saber lo que pasa en la política. ¡Oh, perfectamente! Crea usted que lo paso a maravilla. Eso consiste en que sabe buscarse distracciones agradables, aunque sea entre estas breñas...

Su padre, el irreprochable Goro, la tomó de la mano y le dijo: Paréceme, Demetria, que llegó la hora de decirte algunas palabras instruídas; porque la sabiduría, no lo olvides, hija, es la mejor cosecha que un hombre puede recoger. Vale más que el maíz y que el trigo y si es caso vale más que el mismo ganado.

Así era como las gentes se volvían muy instruidas, porque libres entonces de su envoltura corporal iban a la escuela de los que podían enseñarles más cosas de las que sus vecinos podían aprender con ayuda de sus cinco sentidos y del pastor. Y, ¿dónde había adquirido maese Marner su conocimiento de las plantas y también el de los hechizos, cuando se le ocurría darlos?

Es lo que ha hecho la civilización liberal, aumentando progresivamente las profesiones instruidas, que eran sólo tres en la civilización cristiana: predicador, abogado y médico, y que hoy llegan a cincuenta y siete, según el cómputo de Hubbard.

Pero ahora, después de dos docenas de años de existencia, los que nos preocupamos del desarrollo cinematográfico vamos viendo cómo se afina el gusto del público en las naciones más instruidas y cómo al lado de las historias para reir y las tragedias detectivescas surgen las primeras manifestaciones de la verdadera novela cinematográfica, con caracteres extraídos de la realidad, observaciones psicológicas y una fábula que mantiene despierto al mismo tiempo el interés del espectador.

Las profesiones instruidas, que en la civilización moderna ascienden a 57, según el cómputo de Hubbard, sólo llegaban a tres en la civilización cristiana: predicador, abogado y médico. Aún en el siglo XVII, las materias que se enseñaban en los seminarios a los confesores de los reyes y directores de la sociedad eran: Teología Moral, Liturgia o Ritos y Disciplina Eclesiástica.