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Actualizado: 7 de mayo de 2025
Alguna verdad hay en lo que V. dice. Yo reconozco que Clara, sin culpa, estaba condenada por la suerte ó á sacrificarse ó á ser una usurpadora indigna. Estamos de acuerdo, salvo que donde V. dice por la suerte, digo yo por el pecado, y no por el pecado de ella, sino por el pecado de otros. Esto es inicuo para V., que no acata los inescrutables designios de la Providencia.
Sin duda que todo lo que ocurre de bueno y de malo es porque Dios quiere; pero los designios del Altísimo son inescrutables y nos exponemos a errar y hasta blasfemar si nos empeñamos en declararlos. Infiero yo de aquí, que es por demás aventurado el atribuir a castigo del cielo las desventuras que puedan caer sobre una colectividad o sobre un individuo.
Quién sabe.... Los designios de Dios son inescrutables.... Y además, puede contarse con su bondad infinita.... ¡Quién sabe!... Lo principal es que nosotros demos ahora un notable ejemplo de piedad acendrada.... Esta lección puede traer muchas conversiones detrás de sí. ¡Ah, don Pompeyo, no sabe usted cuánto puede ganar la Religión con lo que usted ha hecho y piensa hacer!...
Si esto parece á V. inicuo, vuélvase usted impío y blasfemo contra la Providencia, y no contra mí. La Providencia, en sus designios inescrutables, con ocasión de mi culpa, ha puesto á mi hija en la alternativa ó de sacrificarse ó de ser falsaria y poseedora indigna de riquezas que no le pertenecen.
Bien pudiera Dios rigurosamente piadoso dejarles apartar de estos mares y sepultarles después en golfos de agua para eternizar su muerte en las llamas que merecían. Mas los adorables juicios de la Providencia Divina, aunque siempre inescrutables a la mayor perspicacia, también a veces se nos dan a venerar dejándose traslucir en la benignidad de sus efectos.
La diferencia entre el éxito dichoso, ya en la realidad ya en el sueño, es que en la realidad depende en gran parte de lo que llama el vulgo caprichos de la fortuna, o sea de lo que los juiciosos y piadosos califican de inescrutables designios de Dios, a fin de que se cumpla el plan maravilloso de la historia y de que camine la humanidad hacia su término con dirección invariable y segura.
Verdad es, que nuestro país no es de aquellos que se conocen a la primera ni segunda vista, y si no temiéramos que nos llamasen atrevidos, lo compararíamos de buena gana a esos juegos de manos sorprendentes e inescrutables para el que ignora su artificio, que estribando en una grandísima bagatela, suelen después de sabidos dejar asombrado de su poca perspicacia al mismo que se devanó los sesos por buscarles causas extrañas.
Palabra del Dia
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