United States or Liberia ? Vote for the TOP Country of the Week !


Hasta en las epopeyas que se fundan en tan sobrenaturales sucesos se expone el poeta, por eminente que sea, a entrar en pormenores que provoquen la burla de los incrédulos y que lastimen la veneración de los creyentes. ¿Qué no se podría decir de Jerónimo Vida y aun del mismo Klopstock?

Las hormigas removían el suelo, elevaban pirámides junto al túnel de su vivienda, y en negros rosarios atravesaban los andenes, realizando bajo la hierba obscuras epopeyas de combates, conquistas y trabajos hercúleos. De ciprés en ciprés aleteaban pájaros negros, rasgando el silencio con su silbido.

Ese monumento, tan noble por su severa sencillez como por las epopeyas que evoca, es el del Dos de Mayo, que domina una de las espléndidas alamedas del Prado.

El indio hace lo que ve hacer, y se deja llevar en momentos dados, desde sus indolentes sueños á las altas regiones donde centellea la luz de los héroes. Un capitán español al frente de cien indios, puede recordar las grandes epopeyas de las guerras épicas. El español se bate por el ardimiento de su sangre, por el sacrosanto amor patrio, por su espíritu de raza.

Desde las alturas de la Alhambra yo había vivido cinco días con mi patria, evocando todas las epopeyas de su historia, desde la época de Colon, Balboa y Jiménez de Quesada.

Muchas podrían más bien llamarse epopeyas dramáticas; otras, al contrario, y entre ellas la mayor parte de las obras de los mejores poetas, ofrecen esa unidad absoluta en el orden en que se suceden las escenas, ese desenvolvimiento de la acción, que tiende necesariamente á un fin determinado, indispensable á la existencia del verdadero drama.

Ya había pasado para España el tiempo, en que nacen las verdaderas epopeyas nacionales, y tuvo que contentarse con los libros de caballería, algo semejantes á la epopeya, y también obra suya.

Ya se figuraba ver escribiéndolos a un elegantísimo y joven brahman, no lejos de su magnífica quinta, bajo verde enramada, en las fértiles orillas del Kausikí, ya que los componía en su propio alcázar el príncipe heredero de Ayosia, de Cachemira o de cualquiera otro de los reinos y países que describen las antiguas epopeyas.

Séneca, Aristóteles, Corneille, Bacon, Montaigne, Joubert, Massillón, San Agustín, Rousseau, Voltaire, Shakespeare, Juvenal, toda una legión, se agitaba, bullía, vibraba en aquel cerebro poderoso, hecho para los torneos y las epopeyas, para las recias batallas y las hondas lucubraciones.

Y no impidió esta situación de guerra civil casi perpetua, el que los españoles se aunasen y peleasen gloriosamente contra los extranjeros, realizando portentosas hazañas, digno y propio asunto de las más hermosas epopeyas.