Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !

Actualizado: 1 de junio de 2025


En esto, volvió en el de los Espejos, lo cual visto por don Quijote, le puso la punta desnuda de su espada encima del rostro, y le dijo: -Muerto sois, caballero, si no confesáis que la sin par Dulcinea del Toboso se aventaja en belleza a vuestra Casildea de Vandalia; y demás de esto habéis de prometer, si de esta contienda y caída quedárades con vida, de ir a la ciudad del Toboso y presentaros en su presencia de mi parte, para que haga de vos lo que más en voluntad le viniere; y si os dejare en la vuestra, asimismo habéis de volver a buscarme, que el rastro de mis hazañas os servirá de guía que os traiga donde yo estuviere, y a decirme lo que con ella hubiéredes pasado; condiciones que, conforme a las que pusimos antes de nuestra batalla, no salen de los términos de la andante caballería.

¡Creo que amáis á don Francisco! ¡Y qué! dijo fríamente la de Lemos, que era violenta. ¡Lo confesáis! Ahorro una disputa vergonzosa. ¿De modo que el amor...? ¿Y qué entendéis vos de amor? dijo con desprecio la de Lemos. La abadesa se mordió los labios. Yo creía que os justificaríais.

ESCIPIÓN. Permitid, amigo mío. No tenemos, en modo alguno, la intención de justificarnos. Nos apresuramos a deciros que tenéis razón que os sobra. MARCIO. ¿Cómo? ¿Para qué hemos venido entonces? ESCIPIÓN. ¡Qué yo! Acaso hayáis venido por gusto de dar un buen paseo. MARCIO. ¡No, no! ¡Hemos venido con el propósito de demostraros!... ¡Es muy extraño todo esto! ¿Confesáis, pues, que sois raptores?

Fue luego sobre él, y, poniéndole la lanza sobre la visera, le dijo: -Vencido sois, caballero, y aun muerto, si no confesáis las condiciones de nuestro desafío.

Fuerza era que yo amara á alguien. ¡Lo confesáis! Había pretendido que no lo supiérais; había tomado mis medidas para ocultároslo; pero como vuestro acento me amenaza, y ningún derecho tenéis sobre , sino delante del mundo, y aquí estamos solos, os lo confieso: amo á un hombre y soy suya... es más... lo seré. ¿Y quién es ese hombre? Don Francisco de Quevedo. ¿Y está aquí? Aquí está.

¡Oh! ; lo que me sucede es muy grave dijo Montiño ; desde ayer han pasado por tantas desdichas que con ellas se puede llenar un libro, y por grande que fuese no sobraría mucho. ¡Ayer era yo tan feliz! ¡Erais feliz y os confesáis malo! ¡Ah, padre! todo me venía bien y tenía dormida la conciencia. El que aduerme su conciencia puede despertar condenado.

Palabra del Dia

plune

Otros Mirando