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Actualizado: 30 de junio de 2025


Absteniéndose durante el verano de todo trabajo en que se canse la vista, para el otoño volverá usted a su oficina y a las ocupaciones ordinarias, renunciando para siempre a jugar con pelos... Los trabajos mecánicos que afectan al sistema muscular le sentarán bien, como la carpintería, por ejemplo, la tornería, labores campestres... Pero nada de menudencias». Muy mal gesto puso Bringas cuando el médico agregó a esto la indicación de tomar las aguas de Cestona.

Montaron en sus jamelgos, y al echar a andar vieron que de una casa próxima al puente de Iraeta salía un coche arrastrado por cuatro caballos. El coche comenzó a subir el camino de Cestona al trote. Este trozo de camino, desde Iraeta a Cestona, pasa entre dos montes y tiene en el fondo el río. De noche, sobre todo, el tal paraje es triste y siniestro.

Contestóle Diógenes una de sus indecentes paparruchas, que rieron todos en coro, y detúvose, en efecto, en el balneario para beber una enorme copa de ginebra, que tomó, según su costumbre, echando antes en el fondo un par de terrones de azúcar. Volvióle el alcohol la salud y la alegría, y desde Cestona hasta Azpeitia charló sin cesar, comentando, con grandes risas de todos, su tremendo batacazo.

Después de desembarcar, la memoria admirable de Bautista indicó las personas a quienes tenían que visitar en este pueblo. Eran tres o cuatro comerciantes. Los buscaron, firmaron las letras, compraron los viajeros dos caballos, se agenciaron un salvo-conducto; y por la tarde, después de comer, Martín y Bautista se encaminaron por la carretera de Cestona.

Así, el coche delante y Martín y Bautista detrás, subieron a Cestona, y al llegar aquí el coche dió una vuelta rápida y poco después echó un fardo al suelo. Es algún contrabandista dijo Martín. Efectivamente, lo era; hablaron con él y el hombre les confesó que había estado dispuesto a dispararles al ver que le perseguían.

Al pasar junto al balneario de Cestona acometióle otro ligero desvanecimiento, y Leopoldina Pastor, que unía siempre algún rasgo de locura a los impulsos de su corazón, realmente bueno y compasivo, empeñóse en hacerle beber un par de vasitos de aquellas famosas aguas medicinales.

Palabra del Dia

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