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Actualizado: 16 de octubre de 2025


Que el sol del mediodía es demasiado ardiente... Que el aire matinal es demasiado frío... ¡Siempre la misma canción! ¿Para qué quiero unos pies tan gustosos de correr, sino se les deja salirse con la suya? Me tratan como a una pobre flor de invernadero, condenada a vivir en un medio artificial. ¿Será que estoy enferma, papá? No, hija mía, no, ¡qué niñería!

El viento acompañaba en ocasiones con demasiada fuerza, y no se oían las palabras; pero después de cada golpe de mar, entre el murmullo del agua que chorreaba, oíase constantemente el estribillo de la canción: Es honrada Liseta y no fe...a: Se queda en la alde...a... Pero llegó un día de viento y lluvia muy fuertes, en que ya no lo .

Que con el aretín, que con el aretón . Nos ha parecido curioso el reproducirlo aquí por tratar el mismo asunto que trata esta canción. Blanca sois, señora mía, más que no el rayo del sol, si la dormiré esta noche desarmado y sin pavor, que siete años había, siete, que no me desarmó, no; más negras tengo mis carnes que un tiznado carbón.

Hay un fondo de crueldad en el hombre, y sobre todo en el niño, que goza obscuramente cuando la barbarie humana sale a la superficie. Casi siempre, al hablar de las piraterías y de las brutalidades de los barcos negreros, Yurrumendi solía recordar una canción en vascuence.

Llevaba una varita en la mano para mostrar las figuras, y una pandereta para acompañarse cuando cantaba villancicos. Tenía dos o tres tonadillas monótonas y unos cuantos versos monorrimos. Entre las figuritas del nacimiento había una mujer desastrada, que sin duda era la bufona. Recuerdo la canción que le dirigía la Curriqui.

1 Canción de las gradas: de David. Yo me alegré con los que me decían: A la Casa del SE

Si pudierais leer en el corazón de Marta, quizá reconoceríais a vuestra vez hasta qué punto vuestro espíritu se aleja de la verdad. , vais a contarme otra vez la misma canción; pero es inútil. No os imagináis su conducta para conmigo; no veis su frialdad despreciativa.

Antes de ayer apareció en esta corte el número 14 del periódico El Siglo con varios artículos en blanco, cuyos epígrafes eran: De la amnistía; Política interior; carta de don Miguel y don Manuel María Hazaña en defensa de su honor y patriotismo; sobre Cortés, y canción a la muerte de don Joaquín de Pablo Chapalangarra.

De gusto llenos y de angustia faltos, Siguiendo á Apolo el esquadron camina, Unos á pedicox, otros á saltos. Al pie sentado de una antigua encina Vi á ALONSO DE LEDESMA, componiendo Una cancion angelica y divina. Conocíle, y á él me fui corriendo Con los brazos abiertos como amigo, Pero no se movió con el estruendo.

1 Canción de las gradas: de David. SE

Palabra del Dia

aprietes

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