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Actualizado: 29 de junio de 2025
Al contrario, si el pueblo se aferraba á la antigua forma dramática, más bien por la costumbre que por verdadera vocación, y si talentos inferiores, capaces sólo de imitar los defectos de sus predecesores, eran los únicos que se consagraban á escribir para el teatro nacional, se justificaba, hasta cierto punto, el empeño de los innovadores, puesto que se les ayudaba indirectamente, y se confirmaban sus censuras á los ojos de aquéllos, que confundían la arbitrariedad degenerada con una libertad prudente y permitida.
La legalidad es cosa sagrada, contra la cual es preciso no atentar nunca; no hace poco el gobierno que no pudiendo salvar el fondo, deja intactas las formas. Si algo hay de arbitrariedad, al ménos no se presenta con la irritante férula del despotismo. Esto es precioso para la libertad de los pueblos.» Los hombres del poder ¿son nuestros adversarios?
Pero que también lo eran, y lo habían sido desde la creación del mundo, los López, los Pérez y los Sánchez; que ellos no pasaban por la humillación de verse pospuestos a los Padillas; y que si el alcalde insistía en su empeño, ellos se quejarían a la autoridad competente, porque siempre habían existido tribunales superiores a donde poder acudir contra la arbitrariedad y la injusticia, a menos que con las novedades del día no se los hubiese llevado la trampa.
Nuestra subsistencia y abasto de carnes, servicio de bueyes, caballos y mulas, y en fin nuestras labranzas y sementeras, son ramos que en su mayor parte están pendientes de la arbitrariedad de aquellos enemigos, y nuestra defensa á sus devastadoras y continuas incursiones, se hace tan urgente como necesaria, y pone á aquellos enemigos en un respeto imponente.
Aquel habilidoso sistema de ser y no ser, de equilibrarse entre el absolutismo y los liberales, valiéndose de los unos contra los otros, de prometer y no cumplir, de encubrir con fórmulas, retóricas y dicharachos hoy desacreditados, pero entonces muy en boga, el lazo de la arbitrariedad y el espadón de la fuerza, dio resultados en época de tanta inocencia política, cuando la libertad era como un niño generoso y no exento de mimos, más fácil de engañar que de convencer.
Dormía todas las noches y comía fijamente tres días a la semana. ¡La vida era fácil! Con un espíritu tan contentadizo, Santaló era digno de haber triunfado. Tenía del dinero una idea demasiado hiperbólica. Poseyó un sombrero azul pálido que era una sima de arbitrariedad junto a los hongos ramplones y los frégolis de tenor cómico. Yo le había tomado cariño.
El despotismo y la arbitrariedad eran en aquella época el alma de toda la política europea, y en tal supuesto es fácil de comprender que la balanza del mal se inclinara decididamente á la parte de España.
Lo brusco de la captura, lo incómodo de la cárcel, lo pesado y quisquilloso y ofensivo de los interrogatorios, bastan y sobran para que salga D. Marcelino de la prision con su liberalismo rejuvenecido, con su aficion á la tabla de derechos, con su odio á la arbitrariedad, con su aversion al gobierno militar, con su vehemente deseo de que la seguridad personal y demas garantías constitucionales sean una verdad.
Palabra del Dia
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