United States or Isle of Man ? Vote for the TOP Country of the Week !


Tan grande llegó a ser, que el marqués de Soldevilla, abandonando el campo, emprendió la carrera hacia su casa para guarecerse. Siguióle inmediatamente don Rudesindo, luego Peña y Galarza. La batalla se deshizo como por ensalmo. Mas antes de atecharse, a todos se les ocurrió volver la cabeza para ver qué había sido de sus apadrinados.

Luego uno después de otro hicieron entrar a sus apadrinados en la casa y escribir sobre una mesa de comedor una carta dirigida al juez, la consabida carta del suicida. Salieron de nuevo todos, caminaron largo trecho por la posesión hasta salir de ella y buscar un sitio retirado detrás de sus tapias.

Era tradicional costumbre entre los Grandes que habían de cubrirse convidar, para ser apadrinados en la ceremonia, a aquel otro Grande ya cubierto que de cerca o de lejos fuese el jefe de la familia; y éralo de la de Sabadell el anciano duque de Ordaz, prototipo de honradez y de nobleza...

Estaban en tal predicamento, en tal valía la nobleza de algunos apellidos, que honraban á todos los que los llevaban, aunque fuesen judíos convertidos, apadrinados por algún grande. Pero don Juan se había criado en un pueblo, en medio de los ejemplos de virtud y de dignidad de los que había creído sus parientes, y pensaba de otro modo. No le afligía el ser bastardo por , sino por su madre.

También éste era prolífico en su fidelidad de hombre de bien, y un enjambre de chicuelos movíase en la tabernilla en torno de las faldas de la madre. Los dos más pequeños habían sido apadrinados por Gallardo y su mujer, uniéndose el espada y el banderillero con parentesco de compadres. ¡Hipócrita!