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Actualizado: 11 de julio de 2025


Yo tengo la seguridad de que cuando Valleumbroso compone sus poesías el acceso creador se manifiesta siempre en él instantáneo, inconsciente y con intermitencias. ¿Verdad, amigo Valleumbroso? ¿verdad que padece usted intermitencias? ¡Oh, muchísimas! No era posible otra cosa. La ciencia sólo consiste en descubrir las leyes eternas de la naturaleza.

¡Eh! ¡eh...! amigo Valleumbroso, no se nos escape usted. El joven dio la vuelta y quedó en pie frente a ellos. Atraque usted, querido dijo Núñez . Bien se conoce que quiere usted sustraerse a las felicitaciones de los amigos. Los grandes espíritus desdeñan el aplauso de la muchedumbre.

Esa instabilidad en sus estudios, esa originalidad excesiva en el absurdo, ese agotamiento de que usted se queja a menudo son los estigmas reconocidos del genio... Muchas gracias, muchas gracias balbuceaba el mosquito. Pero el señor Valleumbroso no padece convulsiones, y según me han dicho, los genios... apuntó tímidamente uno de los admiradores que rodeaban a Pareja.

Cesaron las convulsiones, pero vino como compensación fatal, como equivalente psíquico la creación genial. O lo que es igual, Valleumbroso ya no es un convulsivo, pero sigue siendo un epiléptico en el momento que siente el estro creador.

Hay que imaginar cómo quedaría cuando el ilustre Pareja manifestó agitando su brazo derecho y haciendo imprimir a las faldas de su levita un principio de movimiento rotativo: Porque la forma clínica aplicable al señor Valleumbroso no es la de los caracteres bien conocidos de convulsibilidad, pérdida de conciencia, etc.

Las mejillas del poeta enrojecieron súbitamente y repuso en tono desabrido: Mi libro no se titula Pelillos a la mar. No, hombre, se titula Pétalos al aire se apresuró a decir Tristán. ¡Ah...! perdone usted, amigo Valleumbroso. No cómo se me metió en la cabeza... Es que suena algo parecido... Bien se conoce que soy profano en asuntos literarios.

Porque yo en mis modestísimos estudios he aprendido... Reconozco en usted, amigo Valleumbroso, la psicosis epileptoides del genio... Muchas gracias decía el mosquito lírico ruborizándose . Me favorece usted demasiado... Nada, nada: es justicia seca.

Hay en Valleumbroso prosiguió el sabio con voz resonante una preocupación de la personalidad propia, que es uno de los caracteres típicos de la forma clínica genial. ¿No es verdad, amigo Valleumbroso? añadió poniéndole con protección una mano sobre el hombro ¿no es verdad que vive usted excesivamente preocupado de mismo?

Palabra del Dia

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