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Actualizado: 1 de junio de 2025
Una náusea los repelía de su boca, y de nuevo se sumió en su inmovilidad, en aquel agotamiento que la hacía permanecer como insensible. El joven se apartó de la ventana al oír un suspiro de angustia. ¡No veo... no veo! gimió Feli, llevándose la mano a los ojos. Maltrana corrió hacia ella. ¿Qué te pasa, nena? ¿Qué sientes? -Mi padre... dijo con voz lenta , mi tío Manolo... frío, mucho frío.
Chichí, en plena audacia sacrílega, escandalizó á sus primas declarando que no podía sufrir á los oficialitos de talle encorsetado y monóculo inconmovible, que se inclinaban ante las jóvenes con una rigidez automática, uniendo á sus galanterías una mueca de superioridad. Julio, bajo la dirección de sus primos, se sumió en el ambiente virtuoso de Berlín.
Y amontonamos, como se pudo, los paquetes groseros de mi equipaje, los que, entre paréntesis, me tenían vejada con la triste figura que hacían en tan elegante vehículo. Apenas instalada en él, me dio mi tío una bolsa de golosinas para confortarme, y se sumió en la lectura de un nuevo diario. Esta manera de conducirse comenzó a fastidiarme.
Avanzó una mano hasta tocar su hocico babeante, y el animal no hizo movimiento alguno. Entonces atreviose a algo que sumió al público en un silencio palpitante.
Se sumió otra vez el joven en su monótona labor de dibujante lineal; pero á los pocos instantes sus ojos volvieron á levantarse del papel. Ahora creyó ver en el fondo de la habitación á Celinda montada á caballo; pero no como una amazona pigmea, sino con su talla ordinaria.
Esta especie de condena sumió al pobre notario en profunda consternación, que le hizo recorrer la estancia a grandes pasos, mesándose los cabellos de su hermosa y rubia cabellera como un loco.
Silencioso y concentrado en sí mismo, vagaba al azar; su espíritu se obscureció cada vez más, se sumió en ideas tristes, y la melancolía acabó por rodearlo de tales sombras que el espectáculo de su víctima empezó a asediarlo. Tuvo bastante juicio para comprender que no podía seguir haciendo esa vida.
Por lo cual le exigieron quinientos pesos de rescate por medio de un campesino asegurando que si algo le pasaba al mensajero, el prisionero lo pagaría con su vida. Daban dos días de tregua. La noticia sumió á la pobre familia en el mayor terror y más aun cuando se supo que la Guardia civil iba á salir en persecucion de los bandidos.
Palabra del Dia
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