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COMEDIA. Los tiempos mudan las cosas Y perfeccionan las artes; Y añadir á lo inventado, No es dificultad notable. Buena fuí pasados tiempos, Y en éstos, si los mirares, No soy mala, aunque desdigo De aquellos preceptos graves, Que me dieron y dejaron. En sus obras admirables Séneca, Terencio y Plauto, Y otros griegos que sabes.

¿Pues á quién he de admirar? ¿á quién he de admirar? ¿A los tiranos? ¿A Nerón, matando á Séneca; á Felipe II, asesinando á Egmont y á Lanuza; á Luis XV, descoyuntando á Damiens? Era preciso enseñar á los franceses que no debía haber otro Ravaillac. Pues la lección no hizo efecto, porque hace treinta años que un Rey murió en un patíbulo. ¡Esos son tus semidioses, esos! exclamó Elías con furia.

Califica al Paratodos de galimatías de todas las cosas posibles, y añade que es menos un libro que un coche que corre de Alcalá á Madrid, en donde viajan apretados unos con otros gentes de toda edad y condición. Su censura es aún más sangrienta al hablar de las dos comedias suyas De un castigo dos venganzas y El segundo Séneca, y de su auto El polifemo.

Había traído de Segovia gran acopio de cronicones de España, mucho libro de caballerías, no pocos de devoción, Las Epístolas de Séneca, De Oficiis de Cicerón, un Salustio, un Valerio Máximo, un Virgilio y algunos tratados de matemática celeste, a más de una esfera armilar con zodíaco de bronce.

Esto obligó á S. Gerónimo á contarle entre los Escritores Eclesiásticos, y á tener por verdaderas las cartas de S. Pablo á Séneca; mas los Críticos modernos no dudan que son apócrifas.

Este Franchi había vivido muchos años en España, y al parecer mostró mucho interés y mucha atención al drama español, y conviene sin duda alguna conocer cuál es su opinión acerca del mismo. Antes de concedérsela fueron llamados Homero, Séneca, el Tasso, Sannázaro y Anníbal Caro, para asistir á ella.

En una u otra forma adorará eternamente la locura o la charlatanería. Los que como yo aborrecen lo excesivo no alcanzarán jamás sus favores. ¿Qué importa? Aunque me agrada el aplauso público, mi espíritu no vive de él. La gloria se encuentra entre las cosas que Séneca considera preferibles, no entre las necesarias.

No obstante se ha de advertir, que no fué Séneca de los Autores menos juiciosos, aunque creo que fué mayor su imaginacion que el juicio. Fué Estoico, ó quiso parecerlo, y se hallan en sus escritos sentencias, y máxîmas admirables para animar á seguir la virtud.