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Actualizado: 7 de mayo de 2025
Media entre las ciudades de San Luis y San Juan un dilatado desierto que, por su falta completa de agua, recibe el nombre de travesía. El aspecto de aquellas soledades es por lo general triste y desamparado, y el viajero que viene del oriente no pasa la última represa o aljibe de campo, sin prever sus chifles de suficiente cantidad de agua.
¿Quién podía prever la suerte que les estaba deparada? ¿Qué haría ella, por ejemplo, el día en que por los azares del mundo fuese preciso anteponer en su corazón uno a otro, darle mayores facilidades de éxito, o salvarle de un riesgo? ¿A quién acudiría primero? ¿No juró confundirles en el mismo cariño? ¿Pues que mejor manera de realizar el juramento que conseguir la imposibilidad de quebrantarlo?
¡Eh! acertádolo habéis; tenéis razón... he sido torpe, porque no he podido prever que la tal ninfa se enamorase de tal modo de vos. ¡Milagro! apuesto á que hacéis de ella una Magdalena; aunque os lo repito, estoy seguro de que habéis cometido una torpeza... seréis capaz de haberla dicho que herísteis á don Rodrigo. Pues os habéis equivocado de medio á medio. ¿Pues quién ha sido?
Afortunadamente, replicó la dama, estamos seguros de que nadie la quiere mal; por el contrario, si algún disgusto hemos de prever, será de los que puedan ocasionarla los que aparenten quererla bien. ¡Está en una edad tan peligrosa! Tiene usted razón, duquesa; de los que aparenten amarla, de los que deben estimarla en más, es de quienes hay que guardarla.
Su seno, con el signo de ignominia que en él lucía, puede decirse que era el regazo donde podía reposar en calma la cabeza del infortunado. Era una hermana de la caridad, ordenada por sí misma, ó mejor dicho, ordenada por la ruda mano del mundo, cuando ni éste, ni ella, podían prever semejante resultado. La letra escarlata fué el símbolo de su vocación.
Con mis doscientos mil francos de renta, me quedaré para el resto de mi vida tan chato como una calavera; en tanto que mi portero, que no tiene jamás en el bolsillo diez escudos, lucirá la nariz de un Apolo de Beldevere. ¡La Suprema Sabiduría, que tantas cosas ha previsto, no acertó a prever que un turco me cortaría la cabeza por saludar a la señorita Victorina Tompain!
Palabra del Dia
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