Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !

Actualizado: 24 de junio de 2025


Doña Martina, su esposa, daba vueltas por la estancia, atenta a que nada faltase, ni sobrase, en la mesa y en los aparadores.

Pero V. es otra cosa, coronel; V. es un hombre de mundo, menos arregladito que Hojeda, y puede hacer feliz a cualquier muchacha. Ya lo oye V., D. Facundo dijo el coronel. Los hombres arregladitos no pueden hacer felices a las muchachas. No, hombre, no; no quiero decir eso manifestó doña Martina riendo...

¡Vamos, Enrique! exclamó doña Martina, procurando reprimirse. ¿Y por qué no le pegan a Miguel que hizo más que yo, recontra? gritó con furor. ¡Vamos, Enrique! volvió a exclamar doña Martina. ¡Tengamos la fiesta en paz!

Se contaban a este propósito mil anécdotas más o menos chistosas, que todas redundaban en elogio de ella; doña Martina había sido, en sus tiempos floridos, una fortaleza inexpugnable; el fuerte de Figueras y la ciudadela de Santoña, eran castillitos de naipes al lado suyo; sus condiciones de resistencia la habían llevado al término feliz en que hoy la vemos.

La misma doña Martina, apesar de su gran corazón y su espontaneidad, y de aquel temperamento franco y campechano que Dios la diera, no había tenido más remedio que sucumbir y doblegarse a la férrea etiqueta de la familia, haciéndose más seria, más comedida, y perdiendo con ello mucho del atractivo que su carácter tenía para el sobrino Miguel.

Palabra del Dia

ayudantes

Otros Mirando