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Actualizado: 7 de octubre de 2025


En su orígen mas retirado, se derivan de un principio cuya legitimidad no puede ser establecida, sino bajo la condicion de que ellas sean justas. Hay un círculo, pero círculo inevitable. Y supuesto que es inevitable, y que lo confesamos francamente, es permitido, para asentar el principio mas elevado, confiarse á todas las leyes de la lógica general.

O es necesario admitir esto, ó renunciar á la legitimidad del testimonio de toda conciencia; lo que produciria el escepticismo mas completo que ha existido jamás, extendiéndole á los dos mundos externo é interno. Luego el alma puede ser un verdadero predicado en proposiciones que tengan el doble apoyo de la conciencia y de la lógica.

La cuchilla que decapitó á la legitimidad en la persona de Luis XVI, no decapitó la tiranía en Francia, puesto que, bajo diversos nombres y formas y á la sombra de otros gobiernos, algun poder opresor, con ó sin el auxilio de la legitimidad anticuada, ha pesado sobre el pueblo frances.

No es un axioma porque el predicado no está contenido en la idea del sujeto; no es una proposicion demostrable porque toda demostracion estriba en principios evidentes y consiste en deducir de los mismos una consecuencia evidentemente enlazada con ellos; lo que no puede tener lugar si no se presupone la legitimidad de la evidencia, es decir, lo mismo que es objeto de la demostracion.

Si por sujeto entiende Kant el sujeto lógico, entonces le negarémos que el alma haya de tener este carácter exclusivamente, de manera que no pueda con legitimidad lógica, ser atributo ó predicado de una proposicion.

Primero: un irresistible instinto de la naturaleza. Segundo: el ver que no admitiendo la legitimidad del criterio de la evidencia, se hunden todos sus, conocimientos y le es imposible pensar. Para esto nos suministra mucha luz la doctrina de los capítulos anteriores, de la cual son los siguientes un desarrollo y complemento. Comencemos por la conciencia ó sentido íntimo.

Y se negó resueltamente á pagar ni á ceder un palmo siquiera de sus tierras, si antes no probaban los frailes la legitimidad de sus pretensiones con la exhibicion de un documento cualquiera. Y como los frailes no lo tenían, hubo pleito, y Cabesang Tales lo aceptó creyendo que, si no todos, algunos al menos amaban la justicia y respetaban las leyes.

El príncipe, sabiendo por experiencia que su coronel no conocía el valor del tiempo cuando empezaba á hablar de la «legitimidad» y de «sangre derramada», se apresuró á interrumpirle. Bueno; ya lo sabemos. Pero ¿qué duquesa es la que encontraste?... La señora duquesa de Delille.

Cuando yo este bien instruido de las circunstancias exigidas por la ley monetaria vigente, y ademas haya experimentado que esta onza de oro carece de ellas, se la devolveré al dador sin discursos; y si se traba disputa, no versará sobre la legitimidad de la consecuencia, sino sobre si á tantos ó cuantos granos de déficit se ha de tomar todavia, si está bien pesada ó no, si lleva esta ó aquella señal, y otras cosas semejantes.

Cuando se examina la razon, la razon es quien examina; la razon ha menester reglas, luz; todo exámen pues supone esta luz, la evidencia, y la legitimidad de su criterio. El hombre no se hace á propio, se encuentra hecho ya: las condiciones de su ser, no es él quien las pone: se las halla impuestas.

Palabra del Dia

aprietes

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