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Actualizado: 19 de julio de 2025


La historia de nuestra ciudad ofrece innumerables testimonios de su esplendidez; ya cuando se trataba de recibir monarcas y personas reales, ya en los convites que celebraba para solemnizar acontecimientos gloriosos, ya al cumplir con los preceptos ineludibles de la hospitalidad, si se trataba de extranjeros.

Para cualquier otro mortal no lo dudo, ¡pero para un director!... Observa, Perico, que tienes contraídos con el público ciertos compromisos ineludibles. La redacción se componía de una sala y gabinete en un cuarto entresuelo de la calle del Baño. En un principio todo era redacción, mas paulatinamente y a la sordina, Mendoza se fue quedando solo en el gabinete.

Había en su mente, junto a la idea de su derecho al presupuesto, la idea de ciertos deberes ineludibles para con la humanidad cesante y desposeída. Por concluir nuestro panegírico con un hecho concreto de la vida del santo, diremos que una mañana D. Manuel mandó que no entrase nadie. Estaba fatigado.

Ya no tiene la independencia de antes; alguien vive con él, y su nueva situación le impone obligaciones ineludibles. Ve con la imaginación la casita que habita en lo alto de Beausoleil, rodeada de un pequeño jardín. Todo es suyo por escritura pública. Pero la suerte de su propiedad no le inquieta: nadie se llevará sus paredes y sus árboles.

Su firma en un sinnúmero de pagarés, y tan desacreditada, que a su mismo portero le prestarían un duro los usureros mejor que a ella. Vencimientos ineludibles que había que satisfacer, so pena que la familia se desacreditara... y nada con que pagar, absolutamente nada; la carencia más completa de medios para salvar la situación. Las necesidades de la casa lo arrebataban todo.

Su última carta me revelaba un estado moral deprimido por el exceso del trabajo, que había creado en su organismo una excitación nerviosa. «Tengo horror a la tinta, me decía, y desearía huir a los bosques, aunque me crecieran las barbas verdes, para no ver papeles ni sentir las fealdades de las gentes». Pasaron algunos años, durante los cuales solo tuve noticias de él por intermedio de un amigo, cuando un día recibí un telegrama en que me decía: «deberes ineludibles me llaman a mi patria y necesito su ayuda, mándeme por cable quinientos dólares». Mi situación en aquel momento era difícil y me fue imposible ayudarlo.

Palabra del Dia

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