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Actualizado: 3 de mayo de 2025


Es curioso para el viajero ver en la mitad de una llanura desierta y abandonada uno de esos pozos, que tienen como la forma exterior de un horno, donde la impasible mula da vueltas y vueltas para hacer surgir el agua, sin que nadie la guie. El hábito tiene allí el lugar del hombre; el animal trabaja sólo hasta por dias enteros.

10 Y veis aquí que yo habito en Mizpa, para estar delante de los caldeos que vendrán a nosotros; mas vosotros, coged el vino, y el pan, y el aceite, y ponedlo en vuestros almacenes, y quedaos en vuestras ciudades que habéis tomado.

Pero han tomado gusto al misterio y no pueden perder el hábito. La menor broma tiene un encanto más, porque es preciso «a toda costa» que Martín no sepa nada; y, si por casualidad juntan sus cabezas parloteando, se separan asustados al menor ruido, como si estuvieran tramando complots criminales.

Pero tal vez no tengo razon en decir que este hábito es lo que más caracteriza al pueblo francés.

Abierto y caído el hábito desde los hombros hasta la cintura, dejaba descubiertas las espaldas, que aparecían cárdenas y ensangrentadas, dejando correr hilos de sangre que manchaban la túnica y goteaban sobre el suelo.

El lapso de tiempo durante el cual cierto acontecimiento no se ha producido, es, según la lógica del hábito, constantemente opuesto como la razón por la cual ese acontecimiento no debe ocurrir nunca, aun mismo cuando ese lapso de tiempo es la condición nueva que lo hace inminente.

Don Francisco de Quevedo y Villegas, del hábito de SantiagoEsto escrito, Quevedo apartó del cádaver al padre Aliaga, y le leyó el testamento. Oyólo en silencio el confesor del rey. Pero cuando Quevedo leyó la nota adicional escrita por él, exclamó: ¡Qué! ¿Os vais dejando esta pesada carga sobre mis hombros? Antes de irme yo os abriré camino fray Luis.

Era abogado por lujo, y por lujo consumía su juventud encerrado en el caserón de la Costanilla, por hábito de tener en poco a las gentes de Villavieja.

Leyósele su sentencia con méritos; abjuró formalmente sus errores y fue reconciliado en forma, advertido gravemente, reprendido y conminado, condenado a cárcel y hábito por un año, y en confiscación de bienes. Jerónima Pomar, mujer de Pedro Juan Miró, mercante de oficio, natural y vecina de esta Ciudad, de edad de cincuenta y nueve años, presa por delito de judaismo.

5 No vestirá la mujer hábito de hombre, ni el hombre vestirá vestido de mujer; porque abominación [es] al SE

Palabra del Dia

atormentada

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