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Actualizado: 11 de mayo de 2025
De la antigua familia que había visto en su niñez no quedaba nadie. Sólo madó Antonia le podía recordar los tiempos pasados. Cuando se vio dueño de la fortuna de los Febrer y en plena libertad, tenía veintitrés años. La tal fortuna estaba roída por las esplendideces de sus ascendientes y abrumada con toda clase de gravámenes.
Continuaba su existencia como si el mundo viviese en una felicidad paradisíaca, unas veces en espera de Freya, evocando en su memoria las esplendideces de su cuerpo, los refinamientos y sensaciones nuevas que le procuraba su pasión; otras abrazado á la realidad, con un arrobamiento que borraba y suprimía todo lo que no fuese ellos dos.
Los hotelitos había que llamarlos así, para no disgustar a doña Manuela , ocupando la suave pendiente de una colina yerma, eran un magnífico mirador, desde el cual se abarcaba la vega con todas sus esplendideces.
Antes de la venida de los gemelos, el ex-golfo solía sorprender a su madre con esplendideces y rasgos de amor filial, que eran las únicas alegrías saboreadas por la infeliz señora en mucho tiempo: le llevaba una peseta, dos pesetas, a veces medio duro, y Doña Paca lo agradecía más que si sus parientes de Ronda le regalaran un cortijo.
Donde él estaba no había que molestarse en llevar la mano al bolsillo: todos los agasajos estaban pagados. Por esto la tienda no le producía beneficio alguno. Las ganancias del mes quedaban saldadas con sus esplendideces. Pero le servía para hacer figura entre sus amigos. Se jactaba de bravo, y lo era; de rico, y, dada su clase, tampoco le faltaba motivo.
En el lado opuesto la Lonja de la Seda, acariciada por el sol de invierno y luciendo sobre el fondo azul del cielo todas las esplendideces de su fachada ojival.
Toda la época de los conservadores fué regularcita; como que estos le daban juego con las esplendideces propias de la dominación, y los liberales también con sus ansias y necesidades no satisfechas. Al entrar en el gobierno, en 1881, los que tanto tiempo estuvieron sin catarlo, otra vez Torquemada en alza: préstamos de lo fino, adelantos de lo gordo, y vamos viviendo.
Palabra del Dia
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