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Todo esto, sin embargo, es sólo una ligerísima reseña de los innumerables materiales, que los romanceros transmitieron á los poetas dramáticos posteriores, los cuales, como después veremos con frecuencia, supieron utilizarlos y ajustar á ellos sus obras rigorosamente.

Los escasos trabajos de otros poetas dramáticos de este tiempo, que han llegado hasta nosotros, no tienen la suficiente importancia para tratar de ellos aparte . El auto ya citado de Timoneda, sencillo y poco notable bajo ningún concepto, puede, sin embargo, servirnos de punto de partida para hablar del drama religioso de este período.

El teatro, mientras tanto, servía para representar los géneros dramáticos más diversos y de formas más heterogéneas, antiguas como nuevas y buenas como malas.

Larga serie de siglos había de correr para que se elevaran las bases del gigantesco edificio, que habían de construir los grandes dramáticos de los siglos XVI y XVII, verdadera maravilla de los hombres.

Otra comedia de Matos Fragoso, que sobresale mucho por su invención y por otros rasgos numerosos de verdadera poesía, es El imposible más fácil; pero como hemos de tratar de otros muchos dramáticos dignos de mención, nos vemos obligados á prescindir del examen de este drama interesante.

Teatros de la Cruz y del Príncipe. Disposición interior de los teatros españoles. Nombres de diversos autores ó directores famosos de teatros del año de 1580, que fueron también poetas dramáticos. Tragedias de Jerónimo Bermúdez. Juan de la Cueva. Su dramaturgia. Sus dramas.

Muchos poetas dramáticos de notabilísimo mérito han florecido en España después de Lope: algunos lo han aventajado en ciertas cualidades, ya en la mayor belleza de los detalles, ya en la regularidad de la composición, ya, por último, en la estructura externa del plan; pero ninguno ha reunido en tanto grado las conocidas ya en aquél, ni ninguno ha dejado tras tan copioso número de obras maestras.

Recuérdense tan sólo algunos de los más notables, como por ejemplo los de Gaiferos, del marqués de Mantua, del conde Claros de Montalván, que elegimos entre los demás deliberadamente porque deben ser de los más antiguos, atendida su forma primitiva. ¡Con qué poderosa energía se retrata en ellos lo sucedido! ¡Cómo convierten al auditor en espectador y actor á un tiempo del hecho que refieren! ¡Cuán vivos y dramáticos son los personajes aislados, que interrumpen con sus discursos la narración!

Nuestros dramáticos escribieron también para el pueblo, inspirados y llenos de los sentimientos del pueblo, pero de un pueblo que moría, de un pueblo cuya civilización castiza y propia iba a desaparecer, y cuyo espíritu de entonces no había de ser el espíritu de ahora.

Así se explica que estos dramáticos no pudieran rivalizar con Lope de Vega, ni merecer largo tiempo el favor del público; ya en el segundo cuarto del siglo XVIII apenas se mencionan sus nombres, siendo escaso el interés que excitaban, aun para imprimir sus obras, no encontrándose ninguna de ellas en las grandes colecciones de comedias españolas, hechas posteriormente .