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Ni menos consiste nuestra inferioridad de ahora en que seamos menos codiciosos, menos envidiosos y menos viciosos que nuestros padres. Los documentos de los siglos XV y XVI dan testimonio fehaciente de lo contrario. El desenfreno de las costumbres y la falta de pudor habían llegado á su colmo.

Su extracto es muy corto: Una fría madrugada de invierno salían varios jóvenes calaveras de una casa en que imperaba la crápula y el desenfreno: al abrir la puerta, cayó al suelo un pobre barrendero que, hambriento y aterido, se había refugiado al hueco de su quicio para librarse de la nieve que caía con gran abundancia.

Este sentimiento enérgico es el que los hace grandes; ¡cosa admirable! ¡El siglo en que viven es un siglo de guerras y de sangre, de licencia y desenfreno, y el culto puro y delicado de la casta Madre del Verbo se propaga con la doctrina y el ejemplo del tierno y afectuoso Sto. Domingo, del sublime Sto.

Nuestra heroína logró modificar también el desorden abominable con que solían terminar los banquetes, cuando se abusaba del onfacomeli y del buey vivo. El desenfreno era tal, que el pudor de donna Olimpia hubo de sublevarse, transmitiendo tan honrada sublevación a su esposo.

Uno de aquellos calaveras cogió al muchacho del brazo y lo hizo subir al salón que acababan de dejar, en el que quedaban todas las últimas heces del desenfreno y la borrachera. La crápula volvió á empalmarse, haciendo participar al muchacho de todos los goces, recorriendo en dos horas cuantas páginas escribe el delirio inspirado por todas las pasiones.

3 Porque nos debe bastar que el tiempo pasado de nuestra vida hayamos hecho la voluntad de los gentiles, cuando conversábamos en lascivias, en concupiscencias, en embriagueces, en glotonerías, en orgías, y en abominables idolatrías. 4 Y esto parece cosa extraña a los que os vituperan, que vosotros no corráis con ellos en el mismo desenfreno de disolución;

Estaba en el otoño, ya muy entrado, de su azarosa vida, y comprendía que aquel hombre era una ganga. Entregáronse, pues, al mayor desenfreno amoroso: ella por cálculo y él por torpe apasionamiento.