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Los 22 cantones, aunque ligados por el pacto federal, se hallaban profundamente divididos por cuestiones políticas y sociales, económicas y religiosas. No solo habia tres ó cuatro razas en antagonismo, sino tambien dos religiones y sobre todo dos principios que se excluian: el democrático y el aristocrático.

El objeto de sus preocupaciones era un joven, casi de su edad, el ingeniero Taboada, que se había educado en los Estados Unidos y tenía la pretensión de exigir que se implantase de golpe en Méjico todo el sistema democrático, con su respeto á la ley y á las opiniones ajenas, que había conocido en la vecina República.

Debajo, un crepúsculo constante, la falda eterna del sol. ¡Ay de los infelices que allí viven! ¡¡Pero se va más ligero!! Ninguna policía europea permitiría el embarco de los pasajeros en el tren elevado de la manera que se hace; pero aquí cada uno se cuida a mismo, y si hay alguna desgracia, las compañías pagan. Transporte democrático, símbolo perfecto de la igualdad, convencido.

En el coro gemía una voz de tenor las lamentaciones y trinos de los profetas orientales. Estos lamentos por la muerte de Cristo se perdían sin eco en el templo medioeval, monumento democrático de una época que Introdujo en todas las expansiones religiosas su alegría de vivir al amparo de los muros, mientras la muerte y la desolación corrían los campos.

Aquel establecimiento me pareció no solo un bonito museo, sino un bello instituto democrático destinado á enseñar á las clases pobres, con suma facilidad y baratura, los elementos de la geografía, ciencia tan útil y simpática de por , como fecunda en mil resultados para la industria, el comercio, las letras y la política.

Por otro lado, la situación política amenaza perturbaciones, el espíritu democrático gana camino cada día, así como los síntomas de segregación en un porvenir no lejano. Falta homogeneidad en ese vasto y despoblado territorio; las aspiraciones de los tres grupos del Norte, Centro y Sur, no siguen rutas paralelas.

A fines del reinado de Felipe II, esto es, en lo más cerrado del absolutismo, todavía se proveían las Cátedras á pluralidad de votos de los estudiantes de la respectiva asignatura, é igual procedimiento democrático se empleaba para la elección de Consiliarios.

Pero ¿y los jefes? ¿Dónde estaban los jefes para marchar á la victoria?... Su pregunta la repetían muchos. El anonimato del régimen democrático y de la paz mantenía al país en una ignorancia completa acerca de sus futuros caudillos. Todos veían cómo se formaban hora por hora los ejércitos; muy pocos conocían á los generales.

La ferocidad igualitaria no ha manifestado sus violencias en el desenvolvimiento democrático de nuestro siglo, ni se ha opuesto en formas brutales a la serenidad y la independencia de la cultura intelectual.

El hábito de elegirlos libremente ha debido mantener vivo y persistente en Urí, Schwyz y Unterwalden el sentimiento democrático del derecho de todos y cada uno de los asociados, porque nada influye tan poderosamente sobre las ideas, costumbres é instituciones políticas de un pueblo como las prácticas y tradiciones religiosas.