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Actualizado: 4 de mayo de 2025


Conque vedla, ¡, vedla! ¡Saludad á la Granadina de Granada bajo cualquiera de las formas en que aparece á nuestros ojos! Ya es la noble, la distinguida, la delicada aristócrata de aquella tierra clásica de lo regio.....

Digamos algo primero sobre este filósofo, el más original y el más estupendo que, según asegura Gener, ha florecido en la segunda mitad del siglo XIX. Era polaco de nación, súbdito alemán y profesor de Filología clásica, no nos importa saber en qué Universidad o Instituto. Sobrevino la guerra entre Alemania y Francia, en la que Francia quedó vencida.

La llaman Teletusa la Culebrosa, en conmemoración de la Teletusa antigua y clásica, a quien celebra Marcial en uno de sus epigramas por lo bien que bailaba, repiqueteaba las castañuelas y hacía otros primores.

Los tres ostentan la clásica casaca de palmas verdes, que les da cierto aspecto de loros, aquella casaca tan anhelada por de Vigny, que el día de su recepción, encontrando en los corredores de la Academia a Spontini, con palmas hasta en la franja del pantalón, se echó en sus brazos exclamando: Ah! mon cher Spontini, l'uniforme est dans la nature!

Después de cada baile, en que yo me cubría de gloria con gran risa de Mary, dábamos una vuelta por la Alameda. Quenoveva encajó toda su chiquillería a un pariente; la Cashilda dejó a su niño, el futuro antropólogo, en casa, y fuimos luego Quenoveva con Agapito, la Cashilda, Mary y yo a dar un último paseo al Rompeolas. Esta es la costumbre clásica de Lúzaro.

Es quizás en la elección de estas direcciones donde se ha manifestado la división de las dos escuelas que se llaman clásica y romántica, bien que al principio las dos hayan también sido románticas y hayan de convertirse en resultado tan clásica la una como la otra.

La piqueta abrió cimientos, el martillo golpeó la piedra, la paleta mezcló argamasas y ... las antiguas costumbres representadas por la clásica chaqueta blanca y el ligero sombrero de Burias, temblaron en los modestos aparadores de sus tradiciones y de su dilatada historia.

Los cimientos de los aristocráticos barrios relegaron á su fondo la clásica chaqueta, apareciendo prendas tan poco conocidas en el Archipiélago, como el chaleco, el sombrero de copa y el chaqué.

Aquellos de mis lectores que hayan visitado el país del cuco después de haber vivido algún tiempo en la clásica Castilla, y especialmente los que á esta última circunstancia reunan la de ser hijos de este poético suelo, me ahorrarían, de fijo, la pintura del efecto que en nuestros dos personajes causó el aspecto de la Montaña apenas hubieron perdido de vista la última llanura tórrida, monótona, infinita, de ese famoso granero de España.

Palabra del Dia

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