United States or Israel ? Vote for the TOP Country of the Week !
Á la conclusión hay una batalla entre un tabernero, una castañera, un granuja callejero y otros héroes de igual jaez, que componen sus personajes. Después que han sucumbido la mayor parte en la contienda, termina la tragedia de esta manera: TÍO MATUTE. Aguárdate, mujer, y no te mueras... Ya murió: yo también quiero morirme, Por no hacer duelo ni pagar exequias. ¡Ay, padre mío! Escúchame.
Jacinta se desbarataba de risa, y el Delfín hablando con un poco de seriedad, prosiguió: «Bien sabes que no soy callejero... A fe que te puedes quejar. Maridos conozco que cuando ponen el pie en la calle, del tirón se están tres días sin parecer por la casa. Estos podrían tomarme a mí por modelo».
Kassim, de cuerpo mezquino, rostro exangüe sombreado por rala barba negra, tenía una mujer hermosa y fuertemente apasionada. La joven, de origen callejero, había aspirado con su hermosura a un más alto enlace. Esperó hasta los veinte años, provocando a los hombres y a sus vecinas con su cuerpo. Temerosa al fin, aceptó nerviosamente a Kassim. No más sueños de lujo, sin embargo.
Quiso erguirse altanero y tremendo; pero vencido de la emoción, sintió que flaqueaba todo el edificio de su cuerpo, y lanzando a su cruel señora una mirada lánguida de bestia moribunda, entre súplica y reproche, dejose caer, abatido y lacio, en aquel mismo sillón donde antes los dos solían sentarse para que él la estrechase entre los avarientos brazos, mientras ella, vestida de gran señora y copa en mano, entonaba un vals callejero convertido en brindis orgiástico... El recuerdo de aquellos momentos fue como visión rapidísima que le llenó de amargura el alma.
Palabra del Dia
Otros Mirando