United States or Lesotho ? Vote for the TOP Country of the Week !


De vez en cuando, sobre las aguas rojas, que parecían de barro líquido, cabeceaba una boya con un farol en la cúspide y un número blanco en el vientre, indicador de los kilómetros entre Buenos Aires y Montevideo. El Goethe marchaba entre una doble fila de estas balizas, que marcaban el canal para los buques de gran calado.

Ahora dijo alegremente tomemos un bocado. Compadre, trae el capazo. Ya se presentará la pesca cuando ella quiera. Para cada uno un enorme mendrugo y una cebolla cruda, machacada a puñetazos sobre la borda. El viento soplaba fuerte y la barca cabeceaba rudamente sobre las olas de larga y profunda ondulación. ¡Pae! gritó Antoñico desde la proa , ¡un pez grande, mu grande!... ¡Un atún!

El buque cabeceaba perezosamente, con largos intervalos de calma, sobre las extensas ondulaciones de un mar denso, centellante, enrojecido como metal en fusión. Ni el más leve soplo agitaba las lonas de la cubierta, tendidas de las barandas hasta el techo como un tabique rígido, obscuro y ardiente.

El barco cabeceaba de proa; iba como rompiendo el agua, dando en ella como un machete, lo que era muy molesto. La noche del viernes navegábamos por el canal de San Jorge, que yo conocía bastante bien. Durante toda la noche y todo el día danzamos por encima de las olas, envueltos en la niebla, sin poder ponernos en rumbo.