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Actualizado: 26 de junio de 2025


Viendo los Payaguás que nuestra gente no hacía ninguna demostración de sentimiento por este suceso, tomando atrevimiento, resolvieron desalojarnos el día siguiente de donde estábamos, dejándose ver una multitud de canoas divididas en dos escuadras, de las cuales, llegándose una á tierra desembarcó alguna gente y la otra discurría por el río, pero no se atrevieron á ponerse á tiro; antes, poco después se retiraron, no dejándose después ver más, sino á lo lejos, á fin de espiar nuestros pasos: una sóla vez, en la oscuridad de la noche, osaron molestar por tierra las balsas, tirando contra ellas piedras y flechas; mas nuestros cristianos, con poca diligencia, los pusieron en fuga.

Cangapol hijo de Cacapol, fué perseguido y alcanzado; pero los españoles no se atrevieron á atacarle, aunque eran dos veces mas numerosos, porque ellos y sus caballos estaban de tal modo cansados, en una marcha de 40 leguas, sin tomar refresco alguno. Los moradores de Buenos Aires, teniendo aviso anticipado de este ataque, por los fugitivos, se vieron en la mas terrible consternacion.

Algunas cigarreras optimistas se atrevieron a indicar que acaso Sobrado se casaría, o por lo menos reconocería lo que viniese. , ... ¡esperar por eso, papalanatas! ¡Ahora se estará sacudiendo la levita y burlándose bien! No sabes... yo no quiero que ella lo oiga, ni lo entienda decía la Comadreja a Guardiana , pero ese descarado ya vuelve a andar tras de la de García.

En repetir las palabras de los mozos y en remedar y contrahacer el modo y los ademanes con que las decían entretuvieron el camino hasta Toledo; y luego, siendo la guía Carriazo, que ya otra vez había estado en aquella Ciudad, bajando por la Sangre de Cristo, dieron con la posada del Sevillano; pero no se atrevieron a pedirla allí, porque su traje no lo pedía.

En cuanto a Massareo y su tripulación, esperaron el día en la misma posición, es decir, con la nariz pegada al suelo, y únicamente cuando el sol estuvo bien alto se atrevieron a levantar la cabeza; pero como no habían maniobrado durante aquella noche terrible, se encontraron varados sobre la costa de Conil, enfrente del faro de señales.

Los indios no se atrevieron á penetrar hasta dentro de la poblacion, y se retiraron á las faldas de los cerros que la dominan, despues de haber incendiado unos pocos ranchos de los alrededores, satisfechos de las ventajas que habian conseguido: pero la confusion estremada en que quedaron aquellos milicianos, ocasionó una total falta de obediencia, y sin reparar el peligro á que se esponian, huyeron dispersos y desordenados á Puno, donde llegaron muchos la misma noche, refiriendo aquel suceso con tristes lamentos y grandes exageraciones del número de enemigos que hacian subir á lo inmenso.

Palabra del Dia

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