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Actualizado: 12 de mayo de 2025
En estas personas, por pequeña que sea la irritacion, y aun por poco estendida que esté á la membrana mucosa, da lugar á síntomas generales en los que el sistema nervioso juega el principal papel: como laxitud, dolores agudos, calosfríos, espasmos; el acónito no deja de estar indicado en ellos, aunque la afeccion local no tenga grande importancia por sí misma.
Este doble movimiento de espansion y de concentracion se halla en todos los medicamentos en diversos grados de intensidad, como lo verémos, con la diferencia, que la espansion y el movimiento á la periferia dominan en unos, como en el acónito, belladona, etc., y que en otros, como en el arsénico, ácido fosfórico, etc., es la concentracion, la acumulacion de la actividad vital sobre los centros la que prepondera.
En este sentido, el acónito resuelve los espasmos como la fiebre: febris solvit spasmos. Sin embargo la influencia del sistema nervioso continúa haciéndose sentir en el carácter activo de los fenómenos y en un estado de tension de la fibra, tanto mas marcada, cuanto mas próxima se la observa á la época del estado espasmódico primitivo.
Una congestion pasiva con estupor y estancacion sanguínea que proceda de otra causa, no es del recurso de acónito.
El acónito abraza en su inmensa esfera de accion un gran número de afecciones ó de períodos de enfermedades. Es el medicamento mejor adaptado al elemento inflamatorio, al elemento fluxion sanguínea y á la hiperemia arterial; y quizá, en todos sus diversos síntomas y hasta en sus especialidades, afecta al árbol arterial de una manera hiperesténica.
Esta regularidad en el desenvolvimiento de los síntomas febriles del acónito es tal, que la enfermedad aguda que se separa notablemente de ella, no corresponde á este medicamento. El acónito, ha dicho Hartmann, se dirige perfectamente á los síntomas nerviosos que despiertan el consensus del sistema arterial y le dominan en el estado normal.
Las causas de las enfermedades en las que el acónito es mas útil, confirman la importancia de este dato y la naturaleza de su accion electiva sobre el sistema circulatorio.
Las que el acónito cura, son activas, congestivas y eréticas, con fiebre, calor local, pulsaciones y pérdida de una sangre roja que se coagula prontamente. Solo el árnica puede disputar al acónito sus indicaciones hemorrágicas, especialmente cuando predomina el eretismo, ó si no hay fiebre.
Digan lo que quieran los terapeutistas, entre los cuales se cuentan algunos modernos, el acónito no es un medicamento principalmente antineurálgico; su especialidad es la actividad arterial exagerada.
El acónito produce la agitacion, la angustia, la inquietud, el temor de la muerte ú otros síntomas que se aproximan á los característicos y que en cierto modo lo son, como los llantos, los gemidos, la irritabilidad, la misantropía y el miedo, que conduce á huir ó escaparse.
Palabra del Dia
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