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Actualizado: 6 de mayo de 2025


Yo me arrojé a sus pies haciéndole una súplica abyecta, mas sólo delante de , bajo la luz mortecina de un reverbero de gas, la forma escuálida de un perro hambriento hociqueando en el lodo. Nunca he vuelto a encontrar a tal individuo. Y ahora, el mundo me parece un inmenso montón de ruinas donde mi alma solitaria, como un desterrado que vaga por entre columnas caídas, gime continuamente.

En nuestra tierra nativa, ya en alguna remota aldea, ó en el vasto Londres, ó seguramente, en Alemania, en Francia, en Italia, te hallarás lejos del poder y conocimiento de ese hombre. ¿Y qué tienes que ver con todos estos hombres de corazón de hierro ni con sus opiniones? Ellos han mantenido en abyecta servidumbre, demasiado tiempo, lo que en hay de mejor y de más noble.

Este apacible diálogo encubría en Baltasar tempestuosos pensamientos; pero como no carecía de penetración y sabía que la muchacha era honrada, y orgullosa, y vivía de su trabajo, comprendió que no debía tratarla como a cualquier criatura abyecta, sino empezar mostrándole cierta deferencia y aun respeto, género de adulación a que es más sensible todavía la mujer del pueblo que la dama de alto copete, habituada ya a que todos le manifiesten cortesía y miramientos.

Y todos a la vez, como si repentinamente perdiesen la memoria, anatematizaban con gran severidad los vicios de los trabajadores. ¿Qué podía esperarse de una gentuza sin otra ilusión en su vida que la de beber?... Decía bien Dupont. ¡Borrachos! ¡Gente abyecta que perpetuaba la miseria de su condición, violando a las hembras como si fuesen animales!...

Si en efecto llegase a aparecer el super-hombre, en lo que como Nietzsche cree a pies juntillas el Sr. Gener, todos cuantos no alcanzásemos la super-hombría, según Nietzsche, que es poco caritativo, caeríamos en abyecta animalidad, seríamos como esclavos del super-hombre, y nuestra raza se extinguiría al cabo por inútil o por nociva.

Por la tarde, iba a dar una vuelta a pie hasta el puente de las Almas: era la hora más pesada del día. La turba abyecta se paraba a contemplar los bostezos del Nabab fastidiado. A veces sentía la nostalgia de mis tiempos de empleado.

Palabra del Dia

atormentada

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