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Actualizado: 28 de junio de 2025


Los versos en que Schiller encomia a sus paisanas, pudieran con más razón aplicarse a las mías. No es la alemana la que describe el gran poeta: es la madre de familia de mi provincia o de mi lugar: Ella en el reino aquél prudente manda; Reprime al hijo y a la niña instruye, Nunca para su mano laboriosa, Cuyo ordenado tino En rico aumento del caudal refluye.

La viejecita que vive entregada a la devoción, que asiste y reza con frecuencia en la catedral de una capital de provincia, está muy diestramente retratada. El autor logra casi desde luego, con buen tino y exquisito arte, hacer que nos interesemos por Prisca, que así se llama la viejecita. También ella tuvo en su remota mocedad tiernos y delicados amores.

La razon humana es de suyo tan cavilosa, poseen ciertos hombres cualidades tan á propósito para deslumbrar, para presentar los objetos bajo el punto de vista que les conviene ó los preocupa, que no es raro ver á la experiencia, al buen juicio, al tino, no poder contestar á una nube de argumentos especiosos otra cosa que: «esto no irá bien; estos raciocinios no son concluyentes; aquí hay ilusion; el tiempo lo manifestará

No; lo que yo quería, Eugenio, era pedirle que me dispensase el enfado que tomé allá en la mesa.... Conozco que soy a veces así... un poco vivo... y luego hay conversaciones que me sacan de tino, sin poderlo remediar. Usted póngase en mi caso.

Pensó entonces con admirable tino que cuando en el orden privado, lo mismo que en el público, se inicia un poderoso impulso revolucionario, lógico, motivado, que arranca de la naturaleza misma de las cosas y se fortifica en las circunstancias, es locura plantársele delante; lo práctico es sortearlo y con él dejarse ir aspirando a dirigirlo y encauzarlo.

Con gran rapidez, en silencio, arriada la bandera, y hasta cierto punto oculta por la neblina, la nave de Morsamor cayó de repente sobre las dos fustas, que se habían apartado del grueso de la flota persiguiendo al pequeño esquife, y echó a pique una de ellas con certeros tiros de su artillería, que dirigía Tiburcio con tino verdaderamente diabólico.

Su adoración, su entusiasmo por la lengua y la literatura de Castilla, corren parejas con el conocimiento que de ellas tiene, cuya extensión no pondero, pero cuya intensidad es incomparable. Nadie con más fervor ni con más tino que Montalvo elogia, en mi sentir, la lengua castellana y las obras maestras que en esta lengua se han escrito.

Entre tanto, y todo esto fue en menos tiempo que el que yo empleo en decirlo, la mencionada mano libre se hizo atrevida; pero contra todo atrevimiento son valladar y estorbo los bríos del alma, y estos valieron bien a la gallarda vencedora. Al sentir el insolente contacto, el rubor tino sus mejillas; brillaron como ascuas sus ojos, la ira trocó en espantosa su linda cara.

Desconfiando de los médicos, sólo se aplicaba remedios que llamaremos populares, recomendados por las comadres de la vecindad, los unos del orden supersticioso, los otros del género terapéutico familiar; y como se los administraba todos a la vez o in solidum, sin criterio, sin tino, la buena mujer estaba cada día peor.

Muy fácil seria, sin embargo, remediar males de esta naturaleza, imponiendo fuertes derechos á la introduccion de tan perniciosos líquidos, ó tomando cualquier otra medida que su buen tino le dictase al Gobierno; porque nada hay tan lastimoso como el ver cuanto perjudican semejantes escesos al adelanto social, embruteciendo moral y físicamente á los que se dejan dominar por ellos.

Palabra del Dia

rigoleto

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