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Actualizado: 10 de mayo de 2025
Por ser el "arquetipo del sentido común o medianía intelectual" se ha insinuado por allí "pudo sostener con su vida, el ejemplo de las teorías caras a su estrecha visión". Acúsasele pues, de carencia de amplitud de espíritu, de falta de comprensión.
Pero el prudente papá advierte que es necesario tener sentido de la medida; no hacerlas subir demasiado, porque pueden caer de golpe una vez descubierto que se abusa del recurso para hacerlas subir. Papá agrega otros razonamientos graves, discretos, oportunos. «No hay que ser criticona», dice.
Aquél se sintió acometido de tal susto, repugnancia y horror que, después de vacilar unos momentos, perdió el sentido y se desplomó sobre el pavimento. Viéndole caer, la joven se levantó con presteza del lecho y acudió solícita a socorrerle.
De esto se infiere que Descartes al asentar el principio «yo pienso, luego existo;» no hacía mas que consignar un hecho atestiguado por el sentido íntimo; y tan simple le consideraba, tan único por decirlo así, que en el desarrollo de su sistema, identificó el pensamiento con el alma, y la esencia de esta con su misma existencia. MAS SOBRE EL PRINCIPIO DE DESCARTES. SU M
Como quiera, el filósofo aleman entiende aquí por persona una substancia inteligente; y en este sentido se propone combatir el argumento con que se prueba la personalidad del alma.
La imaginacion las contenia, depuradas ya de la grosería del sentido externo: en ella estaban mas aéreas, mas puras, mas cercanas á la inmaterialidad; pero distaban aun inmensamente del órden intelectual, y llevaban consigo el peso de las condiciones materiales que no les consentia levantarse á la altura necesaria para que pudiesen ponerse en comunicacion con el entendimiento puro.
Enmudeció, perdió el sentido, quedó absorto y, finalmente, tan enamorado cual lo veréis en el discurso del cuento de mi desventura.
Eres una indecente; y en prueba de que no tienes ni pizca de sentido, ¿apostamos á que no adivinas lo que voy á hacer? ¿Cuánto va á que no lo adivinas?... Pues voy á darte para que pongas un puchero.... ¡ea! Toma, y di ahora que yo no tengo humanidad. Pero sois tan mal agradecidas, que me pondréis como chupa de dómine, y hasta puede que me echéis alguna maldición. Abur.»
Hubiera sido difícil adivinar el sentido exacto de esta exclamación; irritación, pesar, despecho, descontento contra los demás y contra sí mismo, había un poco de todo esto. En cambio, ni sombra de enternecimiento ni de piedad había en su mirada seca.
Volvieron a sonar las guitarras, haciéndose oír un rasgueo, alegre y armonioso; era un gato que se bailaba solo de puro sentido y bien tocado. Dos parejas salieron al medio de la rueda.
Palabra del Dia
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