United States or Cuba ? Vote for the TOP Country of the Week !


Con todo menester es saber qué ha sido de Astarte: partámonos, y apuremos lo que me destina mi suerte fatal. El bandolero. Al llegar á las fronteras que separan la Arabia petrea de la Syria, y al pasar por junto á un fuerte castillo, saliéron de él unos Arabes armados. Vióse rodeado de hombres que le gritaban: Ríndete; todo quanto traes es nuestro, y tu persona pertenece á nuestro amo.

Quiso quitármele el sátrapa de Syria, pero era ya tan rico que nada tenia que temer: dinero al sátrapa, y conservé así el castillo, y agrandé mis tierras, añadiendo á ellas el cargo que me confirió el sátrapa de tesorero de los tributos que pagaba la Arabia petrea al rey de reyes. Yo hice las cobranzas, y me exîmé de hacer pagos.

Al cristalizarse sus aspiraciones, al tomar su voluntad forma definitiva, el alegre coronamiento, el castillete morisco se había convertido en humo, se había derrumbado, quedando únicamente en pie la base pétrea, sombría, con su tono lúgubre de cárcel y fortaleza al mismo tiempo. Se abrió la portería y salió el hermano.

En la Arabia Pétrea, en los países de Edom y de Moab no hay una altura, una colina ni una roca que no sostenga su tosca pirámide de piedra, sobre cuyo altar derramaban sangre los sacerdotes para tener propicio al dios. En Babel faltaba la montaña, y se la sustituyó con aquel famoso templo que debía llegar al cielo.

Los crustáceos iban a cubrir su último encierro con una capa pétrea; los escualos, lobos de la profundidad, golpearían con su morro y sus aletas la envoltura de madera husmeando la carne oculta; las algas trenzarían en torno sus verdes y ondeantes cabellos, hasta que la fúnebre cáscara se pudriese, confundiendo su contenido con la líquida inmensidad.

Tòni era «hombre de ideas». Ferragut sólo le conocía cuatro ó cinco, pero duras, cristalizadas, inconmovibles, como los moluscos que, adheridos á la roca, acaban por convertirse en una excrecencia pétrea. Las había adquirido en veinticinco años de cabotaje mediterráneo, leyendo todos los periódicos de un radicalismo lírico que le salían al encuentro en los puertos.