United States or Israel ? Vote for the TOP Country of the Week !


Vino por fin el día, y entonces Pacorrito se vió en su antigua forma; pero todo de un color, y al parecer de una misma materia: cara, brazos, ropa, cabello y hasta los periódicos que en la mano tenía. »Ya no me queda duda exclamó llorando por dentro. Soy mismamente como un ladrillo. Vió que frente á él había un gran cristal con algunas letras del revés.

Porque estaba enamorado hasta las gachas, como suele decirse. , señores: aquel Pacorrito tan pequeño y tan feo y tan pobre y tan solo, amaba. ¡Ley inexorable de la vida, que no permite á ningún sér, cualquiera que sea, redimirse del despótico yugo del amor.

Aún quedaba á Pacorrito su hermana, pero ésta, abandonando su plaza en la Fábrica de Tabacos, corrió á Sevilla en amoroso seguimiento de un cabo de Artillería, y esta es la hora en que no ha vuelto. Estaba, pues, Migajas solo en el mundo, sin más familia que él mismo, sin más amparo que el de Dios, ni otro guía que su propia voluntad.

En invierno abrigábase con una chaqueta que fué de su señor abuelo, la cual, después de cortadas las mangas por el codo, á Pacorrito le venía que ni pintada para gabán. En el cuello le daba varias vueltas, á manera de serpiente, un guiñapo con aspiraciones de bufanda, y cubría la mollera con una gorrita que afanó en el Rastro.

El comedor era precioso, y la mesa magnífica; las vajillas y toda la loza de lo mejor que se ha fabricado para muñecas, y multitud de ramilletes esparcían su fragancia y mostraban sus colores en pequeños búcaros, en hueveras, y algunos en dedales. Pacorrito ocupó el asiento á la derecha de la Princesa. Empezaron á comer.