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Actualizado: 18 de junio de 2025
Que le den doce mil escudos de renta por la graçia de su Mag.^d en obispados, o Abbadías, y Beneficios Ecclesiásticos como fueren vacando desde luego, con permision que los Pueda regresar en sus Hijos.
2.ª Que se le señalara renta de 12.000 escudos anuales en obispados, abadías y beneficios eclesiásticos como fueren vacando, con autorización de transmitirlos á sus hijos. 3.ª Que mientras no se completase dicha renta, aunque percibiera una parte, siguiera cobrando la pensión de 4.000 escudos que le estaba asignada, situándola en parte donde la cobrara con exactitud.
Su principio, fundación y progresos. No es mi intento por ahora escribir la historia de la provincia del Paraguay de la Compañía de Jesús, la cual comprende cinco Gobiernos y otros tantos Obispados, en la longitud de cerca de seiscientas leguas.
La iglesia cobrando todos sus servicios a los fieles y cobrando al mismo tiempo del Estado. La Hacienda demandando economías, mientras se crean nuevos obispados y las obligaciones eclesiásticas aumentan en provecho del alto clero, sin beneficio alguno para el populacho de sotana, para los de abajo, que necesitan entregarse a la más despiadada codicia, explotando sin escrúpulos la casa de Dios.
A misa sólo iban algunas viejas del pueblo: la iglesia estaba siempre vacía, pero el país era muy religioso y la prueba estaba en que él no tenía libre un momento, y continuamente veían todos trotar su burra blanca por los caminos y atajos de la montaña. Aquel curato valía más que algunos obispados.
Porque no siempre ocurria implorar proteccion de la autoridad y de la fuerza contra los escesos y desmanes: esto era á veces lo mas sencillo: padecian, por ejemplo, la Iglesia y el estado eclesiástico vejaciones y gravámenes de los ministros reales y hombres poderosos, porque tomaban violentamente las rentas de los obispados vacantes y quitaban á los cabildos la libertad en las elecciones de obispos y beneficiados, imponian tal vez pechos y nuevas cargas á los prelados, cabildos, abades y clero, contra la inmunidad que debian gozar por reales privilegios: y todo se remediaba quejándose al rey y pidiéndole la correccion de los escesos cometidos . Pero ¿cómo corregir la aspereza de las costumbres? ¿cómo refrenar los fogosos arranques del puntilloso honor ofendido, en los mismos individuos del estado eclesiástico, que, avezados á esgrimir el acero en el campo de batalla, hacian como el Cid campaña la Iglesia al mas ligero viso de desprecio ó de insulto?
Palabra del Dia
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