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74. Remitiò estas intimaciones al Gobernador de la Concepcion, Nenguirù, la Curia, Consejo ó junta doméstica, porque de otro modo se desconfiaba que se pudiesen publicar: para que este, interponiendo la autoridad que tiene entre ellos, pasando el rio, las intimase y promulgase

57. Pero aquí que se suscitó entre ellos mismos una viva contienda. Las compañias de tres pueblos altercaban, que solo los Miguelistas habian llegado á hablar con los Portugueses; que solo ellos tenian las conferencias entre ; y los Portugueses, que ultimamente se gastaba el tiempo, y no se echaba ó obligaba al enemigo á retirarse, con otras mil cosas de que se quejaban: y por tanto se disponian á volverse, para quedarse en sus pueblos. Mientras así convertian con calor su negocio en diferencias, llegó á tiempo D. Nicolas Nenguirú, sugeto principal del pueblo de la Concepcion, el cual habia sido elegido Capitan General de comun consentimiento: este hizo nacer la esperanza de concordia, y parecia que tomaba fuerza. Como hasta el 21 estuviesen discordes, determinaron la invasion hasta el dia 22, lo que no habiendo puesto en egecucion, un cierto capitan llamado Felipe, se fué otra vez á llamar

60. No iban las cosas de mejor modo á los indios en el rio Phacido, ó Yaguy, porque ya no solamente estaban discordes entre , sino tambien con el capitan Nenguirú: porque como advirtiese la gente de algunos pueblos que dicho capitan á unos se entregaba totalmente, y á otros nada, le perdieron tambien la voluntad. Tuvieron por este tiempo frecuentes pláticas con los Portugueses, provocándolos siempre á que saliesen á la llanura: pero asegurados por todas partes ellos en las riberas del rio, con montes ásperos, habiendo cortado para murallas troncos, y habiéndose fortificado, se mantuvieron inmobles. No faltaban en los reales de los indios quienes de noche, y otras veces á escondidas, se fuesen á los del enemigo, atraidos con las esperanzas de premios, y á hacer negociacion, la que prometia abundante el enemigo: y como todos los de los pueblos fuesen á estas ferias, todos se fingian Miguelistas: era gente de á acaballo, y á los que veian venir á pié, no querian de noche creer los Miguelistas. Estas y otras cosas fueron semilla de muchas discordias entre los ejércitos de los indios, de suerte que alguna vez hubieron de tener guerra civil ó interna. Y finalmente, cundiendo el mal, contagió al ejército, y ya cada uno determinaba volverse á su casa: aunque era obice esto, á saber, que se volverian, y que reclutadas por todas partes mayores tropas de los pueblos de la otra banda del Uruguay, y preparadas armas nuevas, á principios de Enero volverian. Los mas prudentes no aprobaban este proyecto, porque se esponia toda aquella provincia, y todos los ganados, con los estancieros,