Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !

Actualizado: 9 de noviembre de 2025


Alcanzó su punto culminante cuando el señor Kimble contó lo que había visto y oído en la época en que estudiaba medicina en los hospitales de Londres, treinta años atrás, no omitiendo las anécdotas notables concernientes a su profesión, que había recogido entonces.

En la colonia eran muy raros los hombres hábiles en medicina ó cirugía.

No tanto, no tanto... Vaya que es usted malo... Aquí, entre tanta medicina, ¿no hay nada que le cure la cabeza? ¡Pues si lo hubiera, amiga mía, si lo hubiera...! Y creen muchos que la peor cabeza de esta casa es la del pobre Maxi, cuando la mía es una pajarera. Verdad que dos palabras de quien yo me me harían la persona más cuerda y más feliz de la tierra...

Quise estudiar medicina, que, como usted habrá comprendido, es lo que más concuerda con mis inclinaciones. Pues bien, al segundo año he tenido que abandonarla por dignidad. ¿A que no sabe usted en qué asignatura me han dejado tres veces suspenso? Sánchez le miró con ojos interrogantes. Vamos, imagíneselo usted. D. Pantaleón hizo una mueca para significar que le era imposible. ¡En fisiología!

¿Criado y estudiante? preguntó S. E.; ¡pues entonces ése, que se quede ése! Me permitirá V. E., observó el alto empleado que se hallaba presente, por casualidad; pero me han dicho que ese chico es estudiante de Medicina, sus profesores hablan bien de él... si continúa preso pierde un año, y como este año termina...

En el presidio, sus costumbres habían causado asombro. Dedicado por afición al estudio de la Medicina, servía de enfermero a los presos, dándoles su comida y sus ropas. Iba haraposo, casi desnudo; cuanto le enviaban sus amigos de Andalucía pasaba inmediatamente a poder de los más desgraciados.

Quiso hacerlo el ama de llaves; pero Fortunata estuvo más lista. La otra tomó su desquite, arrojando una observación de autoridad displicente a la cara de la entrometida. «Eso es, dele el cloral en vez del jarabe, y la hacemos...». «¿Pero no es esta la medicina?». Esa es, ... pero podía usted haberse equivocado. Para eso estoy yo aquí.

Ha admitido en su casa á un estudiante, que, según dice, es su primo, y se finge enferma para solazarse con él á sus anchas. El pobre hombre tiene que salir en busca de un médico, y hasta tomar la medicina que aquél prescribe, puesto que su mujer se empeña en que sólo así producirá el efecto deseado.

Había muchas señoras que iban a visitarla, sólo por enterarse de su tocado casero. Gonzalo, al verla enfrascada en la lectura de las revistas de salones, al oir describir, como si lo hubiera visto, un baile en Palacio, exclamaba riendo: «¿Sabes cómo se llama en medicina esa manía tuya?... Delirio de grandezas». Ella se enojaba.

Mr. Trousseau ha dicho, entre otras cosas, que la homeopatía se halla fuera del movimiento científico, que los homeópatas desprecian la fisiologia y las ciencias accesorias á la medicina..... Pero distan ya mucho sus convicciones de las espresadas hace treinta años.

Palabra del Dia

vengado

Otros Mirando