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Actualizado: 17 de septiembre de 2025
Entre soldados, gente desalmada, Por trisca se decia, que sabido De Drake, sea la nueva bien llegada: Quizá que mudaremos el vestido, Que nuestra profesion no está estimada, No andando el enemigo embravecido; Viniendo, pues, aqueste Luterano, Podrános suceder dichosa mano.
Viniendo, como dige, de arribada, Pensando entrar en Santos, toma tierra Tres leguas mas atras: siendo avisada La gente sale á priesa de la sierra: En la falda formaron emboscada, Ardides necesarios en la guerra. El Luterano viene descuidado, Pensando que será bien hospedado.
Un mancebo á la lancha acude luego, Y por la mar adentro la metia, Nadando por el agua, y pega fuego, Que en breve por la lancha se encendia. El Luterano está de miedo ciego, El Cristiano con fuerza acometia; Rodaban los ingleses por el suelo, Que ayuda á los cristianos Dios del Cielo.
Ya no bautizaría él a los niños nacidos en Longueval, y la capilla del castillo, donde tantas veces había dicho misa, se vería transformada en oratorio protestante, y oiría la palabra glacial de algún pastor calvinista o luterano. En medio de toda esta gente consternada, desolada, sólo Pablo parecía estar radiante.
El Rey de Gilo Gilo, el de Ternate, Y Tidore con otros comarcanos, Tuvieron con Francisco gran rescate; De Seta aquestos son Mahometanos, Tenian por entonces gran combate Y guerra contra nuestros Lusitanos: Ayuda les ofrece el Luterano, De allá de la Inglaterra por su mano. Con esto en breve pone en astillero, En esta isla que he dicho, un buen navío.
Aquí llegó Eduardo de Fontano, El año sobre mil y los quinientos De ochenta con mas dos, con viento sano, Mas no supo de pueblos ni de asientos: Que si acaso supiera el luterano Que allí habia poblados y cimientos, Sin duda en pesadumbre nos pusiera, Que habia el aparejo en gran manera.
En Francfort viven el intolerante papista, el rígido calvinista y el severo luterano, representantes de las horribles luchas religiosas que han desolado al mundo; pero viven tambien millares de judíos, y reina el israelita opulento, á quien el espíritu moderno ha permitido emanciparse por medio del dinero, lo que no deja de ser un sarcasmo para la civilizacion contemporánea.
Palabra del Dia
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