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Actualizado: 14 de noviembre de 2025


aqui hechos indudables; pero ¿qué puede deducir de ellos la ciencia? nada: son hechos particulares, contingentes, cuya existencia ó no existencia, no afecta á los demás hechos ni alcanza al mundo de las ideas. Estas verdades son de puro sentimiento; en solas nada tienen que ver con el órden científico, y solo se elevan hasta él, cuando se las combina con verdades ideales.

El mismo órden ideal queda incompleto si no se hace la aproximacion; y el órden real del universo se vuelve un caos, ó por mejor decir desaparece, ni no se combinan en ambos órdenes, tanto geométrico como no geométrico, las verdades reales con las ideales.

Pero comprobaba el análisis también un lisonjero renacimiento de animación y de esperanza en la psicología de la juventud de que suele hablarnos una literatura que es quizá nuncio de transformaciones más hondas; renacimiento que personifican los héroes nuevos de Lemaître; de Wizewa, de Rod, y cuya más cumplida representación lo sería tal vez el David Grieve con que cierta novelista inglesa contemporánea ha resumido en un solo carácter todas las penas y todas las inquietudes ideales de varias generaciones, para solucionarlas en un supremo desenlace de serenidad y amor.

Seguramente no sera negativa la respuesta á estas preguntas. La verdad es, sin embargo, que lo dicho no es aplicable á los autos. No se trata en ellos simplemente de aisladas personificaciones poéticas; nos vemos trasladados en un todo al terreno de la alegoría; nos hallamos entre figuras abstractas é ideales, y hasta las históricas que se nos presentan adquieren personificación alegórica.

Y lo que llamamos "el genio de un pueblo", es el conjunto de las aptitudes suscitadas preferentemente por los ideales en él predominantes.

En la narración donde esto se ve más claro es en la titulada La familia de Hita. Los principales personajes no pueden ser menos ideales, ni más reales, ni más vividos, ni más ruines tampoco. Eusebio, el padre, es un soñador, holgazán, declamador de café e inventor de planes absurdos para ganar dinero y fama.

Suponiendo que tiene las ideas generales, como de ser y no ser, de substancia y accidente, de absoluto y condicional, de necesario y contingente etc., es claro que las podrá combinar de diferentes maneras, y llegar á los mismos resultados puramente ideales, á que llegamos nosotros.

Parecían, por las conversaciones que solían tener acerca de las heroínas desdichadas, que ellas mismas hubiesen querido de alguna manera acompañarlas en la peregrinación de sus desventuras ideales.

No se pone á su servicio ni la toma como fin, porque su fin está en ella: pero la poesía, siguiendo desembarazada y libre por su camino, si es de buena ley y de alto vuelo, al llegar á su término, tiene que parar en la moral más perfecta y pura que se concibe en la época en que el poeta vive, á no ser que éste, lleno de aliento profético, suba más alto y columbre y revele más bellos ideales.

Aun aceptando como sinceramente sentido todo lo escrito por Rafaela, notó su indecisión hasta lo último, y se complació en suponer que el amor de la vida y del mundo había triunfado al fin, y que Rafaela le aguardaba, viva, lozana y amorosa. Dada esta suposición, él se prometía quitarle de la cabeza los romanticismos funestos y los ideales absurdos.

Palabra del Dia

regocijándose

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