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Los naturalistas que recorren la montaña estudiando los seres vivientes que la habitan, plantas ó animales, no se limitan á estudiar las especies en su forma y en sus costumbres actuales: quieren conocer también la extensión de su dominio, la distribución general de sus representantes en las pendientes y la historia de su raza.

La mía fué un recuerdo para los seres queridos que habitan aquella lejana tierra que iba perdiéndose entre los crespones de la noche. El nombre de Tayabas arrancará siempre una vibración á nuestra alma. Concluída la oración nos dimos las buenas noches, siguiendo las legendarias costumbres de nuestros abuelos, cubrimos nuestras cabezas y tomamos asiento al abrigo de la camareta del timón.

Tal es el carácter que presenta la montonera desde su aparición; género singular de guerra y enjuiciamiento que sólo tiene antecedentes en los pueblos asiáticos que habitan las llanuras y que no ha debido nunca confundirse con los hábitos, ideas y costumbres de las ciudades argentinas, que eran, como todas las ciudades americanas, una continuación de la Europa y de España.

Los Yahgan habitan hoy el estremo de la Tierra del Fuego. La carne de las ballenas que á la costa arrojan las tormentas polares, es uno de los manjares mas deseados por ellos, tanta es la miseria en que viven. Sin embargo, algunas de sus costumbres contrastan con ese triste medio.

En la Isla de Paragua, ó Palawan habitan en la costa moros venidos de Jólo y Mindanao y en el interior unos indígenas idólatras, considerados aborígenes en lucha con los de la costa y que se llaman ellos mismos tagbanuas.

Sin duda carece de noticias, ó teme á los bárbaros Guaycurús, Payaguás, Guanás, Mbayás y otros: sobre lo cual todo lo ignora, porque de la nacion Guaycurú solo existe un varon: los Payaguás, sin faltar uno, estan en reduccion dentro de esta ciudad: todos los Mbayás habitan al este de este rio, menos una parciadidad que hay en el Chaco, pegada á él en los 21° 6' de latitud, esto es, tres leguas al sud de nuestro presidio de los Hermanos.

Que dicho religioso estaba en la isla como misionero, y á ella ocurrian á rezar algunos indios. Que inmediato á la isla hay una poblacion, situada de la otra banda de la laguna de Puyegué, en la cual hay algunos indios y muchos españoles, los que habitan en unos altos, sin permitir entrar á los indios.

; ya no estás, ya no estamos allí dijo él, acercándose más. No volveré, no me llevarán. ¿No es verdad? no volverás tampoco. ¡Qué he de volver! Si aquella casa ha sido más terrible para mi que el infierno mismo. La detesto, y detesto á los que la habitan. Allí he padecido en una sola noche más que en toda mi vida. Ya no vuelvo, no.

Bueno y deseable es que el mal, hasta donde esto es compatible con el ser de nuestro planeta y con la condición física y moral de los hombres que le habitan, vaya desapareciendo, o al menos, menguando; pero, como no sea distrayéndonos y deleitándonos, las novelas no logran este fin. Lo lograrán, por dicha, la religión y la ciencia, los sermones y las disertaciones.

Sólo los Reyes de Francia no habitan ya la Francia.