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Actualizado: 10 de julio de 2025
Lo más importante era el grupo de objetos que colgaba en el lugar de la ausente cruz: un elefante de marfil adquirido por el conde en la India, una moneda auténtica del emperador Constantino encontrada en unas excavaciones en la Anatolia, y un falo de oro con un resorte engendrador de viles contorsiones. La mala suerte quedaba vencida.
Luego, en los meses de estío, huían á sus casas de la montaña los guardianes de las ruinas, los jornaleros de las excavaciones, cediendo el campo á los reptiles é insectos de los campos pantanosos.
Los antiguos, por supuesto, no le conocieron: así es que ninguno de sus autores le mienta para nada entre las curiosidades del mundo antiguo, ni se ha descubierto ninguno en las excavaciones de Herculano, ni Colón encontró uno solo entre todos los indios que descubrió; y entre los modernos, ni Buffon le echó de ver entre los racionales, ni Valmont de Vaumare le reconoce; ni entre las plantas le coloca Jusieu, Tournefort, ni de Candolle, ni entre los fósiles le clasifica Cuvier; ni el barón de Humboldt, en sus largos viajes, hace la cita más pequeña que pueda a su existencia referirse.
El mar, el poderoso mar, quizá demasiado soberbio, no quiere que el hombre le señale. El hombre ha cambiado mil veces la faz de la tierra sembrando ciudades, cortando montañas, haciendo excavaciones inmensas, barrenando istmos: pues bien, la superficie del mar está hoy como al dia siguiente de haber brotado del soplo de Dios, y así estará hasta el último y postrero instante del mundo.
Atravesando el prado comunal de Aldeacorba, siguieron el gran talud de las minas por Poniente con intención de bajar a las excavaciones.
En Canzana y en Carrio, parajes donde se habían hecho las primeras excavaciones y donde se proyectaba trazar el ferrocarril para mejor beneficiarlas, el viento de la ambición había levantado los cerebros.
Llamó a Teresina; le preguntó cualquier cosa, haciendo en su rostro excavaciones con la mirada, como quien anda a minas; se metió por los pliegues del traje, correcto, como el orden de las sillas, de los libros, de todo. La hizo hablar para apreciar el tono de la voz, como el timbre de una moneda. La despidió. Oye... volvió a decir . Nada, vete.
Habían pasado por allí varios de los antiguos tripulantes de El Dragón, habían hecho excavaciones en todos los montículos de la orilla del río, sin encontrar los cofres de Zaldumbide.
Palabra del Dia
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