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Actualizado: 23 de mayo de 2025
La razón de la sinrazón i La mejoría de Maximiliano continuaba, de lo cual coligieron su tía y su hermano que la separación matrimonial había sido un gran bien, pues sin duda la presencia y compañía de su mujer era lo que le sacaba de quicio. Todo aquel invierno continuó el tratamiento de las duchas circular y escocesa y el bromuro de sodio.
Más abajo reaparece en las tranquilas aguas, pero para continuar su camino y sumergirse de nuevo por la fuerza de nuevas duchas.
Ya está sorbido el carel... ¡Hola, hola! garranchitos a mí por la proa, ¿eh? Toma ese hachazo por el medio... y ese par de rociones para duchas... ¡Carape con la recalcada!... Una tabla... Esto ya es andar... y embarcar agua también... Pues otro poquito más de caña ahora... para probar... ¡nada más que para probar!... Ya está la segunda. Vaya usted contando, Nieves: dos tablas...
Las mujeres que han llegado a ser duchas en elegancias, acaban por ser sencillas; los escritores que han leído y escrito mucho, acaban también por ser naturales. Usted, Pepita, es sencilla y natural espontáneamente. No lo ha aprendido usted en ninguna parte: el pájaro tampoco ha aprendido a cantar.
No entraban en la casa sino sotanas; y de tal manera la admisión de seglares estaba prohibida que, cuando Gregoria echó novio, no se sabe cómo, en medio de aquel cautiverio, aunque para esta clase de pesca las mujeres son muy duchas, se vió y se deseó para comunicar con él.
Por mí, no, mamá; puedes estar segura. Con tal que él no extreme las cosas y pretenda que nos demos duchas de agua de Lourdes. ¡Te advierto que a mí no me ha dicho nada! He ido a misa porque, estando aquí él, me parecía feo... Esta disculpa no exigida, ni siquiera rogada, fue para Pepe un rayo de luz: ya no le cupo duda de que las idas a la iglesia eran obra del otro.
Recibieron luego duchas de agua perfumada, se secaron con finísimas sábanas de lino y quedaron como nuevos de puro lustrosos. Todos parecían más guapos y más jóvenes que antes. Los coletos, los gregüescos, las calzas y demás ropilla exterior todo se había limpiado, quedando muy decente y desapareciendo las manchas sin el empleo de la bencina ni de otras sustancias apestosas.
Tengo dentro de mí el espíritu del mal... y apenas me queda un recuerdo vago de aquel estado de virtud en que me hallaba. ¡Qué lástima, hijo, qué lástima! Tenemos que volver a las duchas y al bromuro de sodio. Es lo mejor para echar virtud y filosofía. Volveré dijo Maxi con gravedad suma , cuando haya cumplido la promesa que a mi mujer hice.
Palabra del Dia
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