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Con arreglo á este principio solia decirse tambien, que el entendimiento, antes de que el alma reciba las impresiones de los sentidos, es como una tabla rasa en la cual nada hay escrito: «sicut tabula rasa in qua nihil est scriptumSegun esta doctrina, todos nuestros conocimientos dimanaban de los sentidos; y á primera vista podria parecer, que el sistema de las escuelas era idéntico ó muy semejante al de Condillac.

Pero nótese bien que yo no me propongo descubrir en las obras de los escolásticos el sistema de la crítica de la razon pura; y que me limito á consignar un hecho poco conocido, cual es, el que lo bueno, lo fundamental, lo concluyente que se halla en el sistema del filósofo aleman contra el sensualismo de Condillac, lo habian dicho siglos antes los escolásticos.

Yo daría inmediatamente una buena parte de mi vida por estar persuadido de que no hay ninguna mujer que lea a Condillac, como estoy convencido de que no hay ninguna que lo entienda; y creo que no faltaba más que esto para indisponerme irrevocablemente con todo el sexo. Mi madre ha notado que la señorita de Valency ha cambiado de departamento; y nunca adivinarás la razón.

Desde luego se echa de ver una diferencia radical entre el sistema de Kant y el de Condillac, con respecto á la observacion de los hechos ideológicos: mientras este no descubre en el espíritu otro hecho que la sensacion, ni mas facultad que la de sentir; aquel asienta como un principio fundamental, la distincion entre la sensibilidad y el entendimiento.

Después, la exposición de todo el departamento es al sol naciente, cuyos primeros rayos van, a pesar de todos los obstáculos, a posarse todas las mañanas sobre sus párpados aún somnolientos. ¡Figúrate la impresión que me ha producido una mujer que no ama el sol naciente, ni el follaje de los sauces llorones, ni el rumor del agua lejana, y que, además, lee a Condillac o quiere hacerlo ver!

Platon, Aristóteles, san Agustin, santo Tomás, Descartes, Malebranche, Leibnitz, no eran mas que soñadores sublimes, cuyo genio contrastaba con su ignorancia de la verdadera naturaleza de las cosas. Todos ellos no sabian nada en materia de ideología y metafísica: estas ciencias eran un mundo desconocido, hasta que vinieron á descubrirlo Locke y Condillac.

La sensacion puede existir sin recuerdo del tiempo en que antes existia, y hasta sin ningun recuerdo de que haya existido; luego la sensacion no envuelve la relacion del tiempo; luego estas son cosas distintas, muy diferentes; luego se engaña Condillac, cuando quiere explicar la memoria de las sensaciones por sensaciones puras.

Todo lo mas sublime de la ciencia del espíritu, desaparecia con el hombre-estatua, y las sensaciones transformadas; venguemos pues los derechos de la razon humana, manifestando que antes de entrar en las cuestiones mas trascendentales, le es indispensable descartar el sistema de Condillac; como para construir un buen camino se quita ante todo la broza que obstruye el paso.

Su discípulo Condillac no se limitó á esto: segun él, todos los actos de nuestra alma no son mas que sensaciones trasformadas; opina que, en vez de distinguir como Locke dos orígenes de nuestras ideas, el sentido y la reflexion, seria mas exacto no reconocer mas que uno; ya porque la reflexion no es en su principio sino la sensacion misma, ya porque la reflexion es mas bien el canal por donde pasan las ideas que vienen de los sentidos, que el manantial de ellas.

Condillac lo niega, bien que de un modo incierto y fluctuante: pero creo que esta negativa es tan infundada, que se puede demostrar todo lo contrario.