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Actualizado: 15 de junio de 2025


Dicen las historias que aquel rey glorioso tuvo muy regalados y agasajados en su corte, para mayor ostentación y brillo, a más de cuatrocientos poetas: cosa que aturde y pasma, sobre todo en el día, cuando críticos tan juiciosos e ilustrados como Clarín apenas conceden que tengamos en España dos y medio.

Esto se explica porque en España se conceden las cátedras por amistad, parentesco o bandería, antes que por mérito; de donde se aprende más y mejor de los opositores que de los mismos catedráticos. No le fatigaré a usted con la relación meticulosa de lo que he aprendido y me figuro saber. Porque, al cabo, el saber poco o mucho, ¿de qué sirve?

Prolijo sería hacer resaltar aquí las principales bellezas de La Celestina. Mi artículo se extendería mucho más allá de las dimensiones que en este periódico se le conceden. Aun terminando aquí, tal vez se me acuse de haberme extendido demasiado.

Junto con esto, los honores parlamentarios, la gran cruz que le habían dado como esas gratificaciones que se conceden por años de servicios y el formar en todas las comisiones encargadas de representar el poder legislativo en las solemnidades públicas.

Cristianos y musulmanes viven por espacio de medio siglo como vecinos tranquilos, con mas paz aun de la que entre se conceden los hijos de una misma religion y de una misma sangre.

No porque las cigarras duerman, no; antes bien porque Azorín se duerme a sus roncos sones. La habitación está en la penumbra; fuera, en los olmos, comienza la sinfonía estrepitosa... Las cigarras caen sobre los troncos de los olmos lentas, torpes, pesadas, como seres que no conceden importancia al esfuerzo extraestético. Son cenicientas y se solapan en la corteza cenicienta.

En la tierra no había logrado yo, o por caprichos de la adversa fortuna, o por mengua de mi entendimiento, o de mi voluntad, elevarme entre los demás hombres por fama, poder o riqueza, pero confiaba en que con las energías de mi anhelo podría yo conquistar el reino de Dios y alcanzar en él bienes superiores a todo el poder que en la tierra despliegan los hombres, a toda la riqueza de que gozan y a toda la fama y crédito que conceden.

Palabra del Dia

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