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Actualizado: 25 de mayo de 2025
Admirablemente calzada, aunque sin lujo, completaba su personalidad con la decencia de las botas, parte tan principal del humano atavío, que por ella quizás se dividen las clases sociales. Dieron las tres.
Pero estoy fuera de lugar: estas apreciaciones pertenecen á otra parte de estos apuntes. No hallamos pobres que pidan, ni niños jugando por las calles. Las clases que se manifiestan al público respiran bienestar y decencia. ¿Pero es todo esto verdad? ¡Ay!
Muy cerca esta la ciudad de Verviers, la más importante localidad de la comarca, donde el viajero se detiene á presentar su pasaporte y hacer registrar su equipaje en la aduana. La fabricacion de paños, hilos y tejidos de lana de muchas clases que se hace en Verviers tiene grandes proporciones, produciendo cerca de cien millones de francos anualmente.
No menos lamentable, sobre todo después de un inmenso infortunio, es echarse la culpa unas parcialidades a otras parcialidades y unas clases a otras clases.
Ahora, ya en el Océano, consideraban el piratear, el saquear o el robar como medios de enriquecerse más o menos decorosos. Entre los cuarenta tripulantes que íbamos en El Dragón, los había de todas clases: desde tipos cuya vida era una continua serie de maldades y de crímenes, como el doctor Ewaldus, hasta un pobre muchacho irlandés, Patricio Allen, que era un modelo de probidad y de nobleza.
Según cálculos estadísticos de la mayor exactitud, los sueldos, adehalas y favores de varias clases, evaluados en metálico, que el diputado prodigaba a sus fieles del distrito, sacándolo todo del Gobierno, importaban veinte veces más que lo que el distrito pagaba de contribución directa e indirecta.
Todas las edades y clases de los hombres acuden á consecuencia de esta convocatoria, llenando la mayor parte de la obra sus diálogos y disputas con la muerte. Los personajes son singularmente numerosos y diversos. Algunos pasajes se distinguen por su energía y elevación. La muerte vence al cabo; exhorta á los hombres á no fiarse del mundo, y anuncia la llegada del ante-Cristo.
Cuesta gran trabajo creer los desaciertos, torpezas e indignidades en que incurrían todas las clases del Estado, durante los reinados de aquella funesta dinastía que comenzó en una pobre loca y acabó en un desdichado imbécil.
Como no quería comprar ciencia, no se matriculaba, y asistía por libre a las clases de diversas Facultades. De aquí que le apodasen el Estudiantón.
Los hombres se dividen en dos clases, según la manera de dormir. Unos duermen poco, porque duermen de prisa; otros duermen mucho, o cuando menos permanecen largas horas en el lecho, porque duermen poco a poco. La cabeza, o depósito del sueño, es como una vasija con un pequeño desagüe.
Palabra del Dia
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