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Los frutos de toda especie, que se aplican al comercio de la provincia de Caupolican, pueden avaluarse como sigue.

Sin embargo hácia la misma época, ántes del año de 1800, esta órden religiosa abandonó su obra, se ignora bajo que pretesto, ó con cual motivo: entónces todas las misiones que con Suches, Pelechuco, Pata y Moxos entraron bajo el dominio español, vinieron á formar la provincia de Caupolican, dependiente de la intendencia de La-Paz.

¿Es posible dije á don Pelegrín que tal idea se tuviese entre ustedes del teatro?; ¿que así le tomasen como foco de desmoralización? Según ese sistema repuse, aún estaríamos como el indio Caupolicán. Sepa usted, don Pelegrín, que es un deber para el nombre adoptar todo aquello que puede dar ensanche á su inteligencia. Los progresos materiales....

A este respecto que desde ahora me sea permitido nombrar á Don Antonio Acosta, quien ha tenido la bondad de proporcionarme documentos muy preciosos sobre las provincias de Esquivel, de Muñecas, de Caupolican y sobre otros muchos puntos de la República.

Este rio, que es el mayor de todos los de la provincia de Caupolican, arranca, bajo el nombre de rio de Pelechuco, desde las cumbres nevadas que están al este de Suches, y formándose de muchos pequeños torrentes, desciende hasta el valle que lo denomina.

Si hemos de juzgar por el estado presente y por las tradiciones populares, la provincia de Caupolican parece haber sido en todos tiempos habitada por tres naciones diferentes: los Quichuas, los Apolistas y los Tacanas.

La provincia de Caupolican, colocada fuera de los caminos transitados por los primeros aventureros españoles que llegaron al Perú, permaneció totalmente ignorada durante largo tiempo.

Aunque no poseo dato alguno positivo sobre la geología de la provincia de Caupolican, por lo que he visto en sus inmediaciones sobre la cordillera, hácia el norte de La-Paz, debo creer que la parte contigua á Pelechuco pertenecer á la misma edad geológica, de lo que serian tambien una prueba los numerosos lavaderos de oro de aquellas regiones.

Este comercio, como ya se dijo al hablar de las parroquias en particular, es puramente de trueque, arreglado sobre valores ficticios bien inferiores al valor positivo, redundando por lo tanto en pingüe provecho de los mercaderes ambulantes, que van al efecto hasta Caupolican.

A este respecto, y como debe haberse ya entrevisto por los itinerarios que quedan detallados, los malos caminos han sido siempre en la provincia de Caupolican el principal obstáculo á la propagacion del comercio: este estado de cosas era entretanto mantenido de propósito por los empleados seculares ó religiosos, á fin de conservar esclusivamente para ellos el monopolio de trueques.