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Actualizado: 6 de junio de 2025


Es más, puede asegurarse que una vez ganado por el Cabildo el pleito á los frailes de San Pablo y entregada por éstos la Biblioteca, la Corporación eclesiástica no recibió la colección de estampas, pues, en los varios autos capitulares en que se trató del pleito, menciónase solamente la «Librería,» y sin duda aquella no fué tampoco á poder de los frailes de San Pablo, antes había volado yendo á parar tal vez á las manos del deudor de D. Fernando, el comerciante genovés, Francisco Leardo .

Lo undécimo, que elegido así el Representante de cada ciudad ó villa, tanto los electores como los individuos capitulares, le otorguen poder en pública forma, que deberán manifestar cuando concurran á esta Capital, á fin de que se verifique su constancia; jurando en dicho poder no reconocer otro soberano que al Sr.

Juan Sánchez, maestro mayor de las obras de Sevilla, que dírigia las de nuestras famosas Casas Capitulares, vecino en la Magdalena, vendió á Alonso Martín tratante en esclavos una esclava morisca herrada en la cara con vnos letreros en que dizen «Juan Sánchez, cantero24 Noviembre de 1555 .

Llegaron los comisionados á Córdoba en enero de 1757 con la santa reliquia: salió á recibirla una diputacion de la ciudad, y encaminada derechamente á la catedral la recibió otra del cabildo, compuesta de ocho capitulares, que la condujeron á la sacristía mayor en procesion, asistidos de muchos capellanes y de la música.

Emparan tuvo que asentir á la idea de formar una Junta suprema; pero habiendo tenido los capitulares la debilidad de acceder por su parte á que este siguiera ocupando al frente de ella el cargo de Presidente, un doctor y canónigo de la catedral de Carácas, el Señor Don José Cortés Madariaga, que se anunció en el ayuntamiento como diputado del clero y del pueblo, en un interesante y elocuente discurso pidió la deposicion del capitan general.

Tenía el Cabildo de esta ciudad en este teatro tres aposentos propios para asistir á las comedias sus capitulares, con gran autoridad, en sus bancas cubiertas de terciopelo carmesí, que se repetirá en su restauración. Sevilla, 1582. Probablemente este Francisco de la Cueva es el mismo escritor á quien Lope de Vega dedicó su comedia La mal casada. Ximeno, Escritores del reino de Valencia, lib.

Palabra del Dia

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