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Actualizado: 31 de mayo de 2025


La comida siguió sin nuevos incidentes hasta el preciso momento en que don Saverio ponía sobre la mesa un fuentón de duraznos en almíbar y una gran caja de guayaba, cuando apareció por la puerta el «ñato», con una preciosa canasta en la mano y parándose junto a Melchor, le dijo: Aquí le manda el patrón estos duraznos y dice que son de la chacra, para que convide a sus amigos y que muchos recuerdos.

Los tres amigos se dirigieron al break que tenía en el pescante una gran canasta con las provisiones para el almuerzo, y subieron en él después de despedirse amablemente de cuantos encontraron al paso y de recomendar a Garona que hiciera llegar en seguida la canastita a don Casiano. ¿Y usted, don Baldomero, no sube? preguntó Lorenzo viendo que se disponía a cerrar la portezuela del break.

Pero cuando esas condiciones sobresalen realmente, es cuando se las ve despojadas de sus lujos y cubiertas con el corto y sucio traje del trabajo, balancearse sobre la tabla que une al buque con la tierra, bajo el peso de la enorme canasta de carbón que traen en la cabeza... Una noche de las que permanecimos en Fort-de-France, encontré mi lecho en el hotel tan inhabitable o tan habitado, que me vestí en silencio, gané la calle, y a riesgo de perderme, me puse en camino hacia el vapor.

Así lo espero yo en la Virgen respondió la vieja. Y añadió: Mirad, niñas, si tenéis acaso algún cuarto para comprar las candelicas de mi devoción, porque con la priesa y gana que tenía de venir a traer las nuevas de la canasta, se me olvidó en casa la escarcela.

Ellos las abrazaron con grande regocijo, y les preguntaron si traían algo con que mojar la canal maestra. Pues ¿había de faltar, diestro mío? respondió la una, que se llamaba la Gananciosa . No tardará mucho a venir Silbatillo tu trainel, con la canasta de colar atestada de lo que Dios ha sido servido.

¡El breve y gracioso moño de cinta celeste que cerraba la canasta no estaba, no podía estar hecho por don Casiano!... Al llegar el día, Melchor estaba de pie, habiendo abandonado la cama con especial cuidado de no interrumpir el sueño de sus dos compañeros, hasta que llegase el momento de partir.

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