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Actualizado: 17 de mayo de 2025
En España los cuarteles y presidios han heredado, en lo general, á los frailes que habitaron los conventos suprimidos; pero es justo decir que las bibliotecas, los museos y las oficinas de administracion han tenido su parte en la herencia. Valladolid tuvo la bobería de veinte conventos de monjas y diez y nueve de frailes, sin perjuicio de las numerosas capillas y las iglesias parroquiales.
Plazas, paseos y jardines. Museos y bibliotecas. Palacios, teatros y otros monumentos. Las caballerizas reales. El viajero que carece absolutamente de relaciones en Madrid no debe detenerse allí mas de una semana.
Registraba bibliotecas, tiritaba de frío en los severos anfiteatros y me metía por las noches en los gabinetes de lectura en donde los condenados a morirse de hambre, pintada la fiebre en sus rostros, escribían libros que no habían de darles fama, ni enriquecerlos. Adivinaba en ellos impotencias, miserias físicas y morales cuya vecindad no me confortaba por cierto.
Son notables tambien las excelentes bibliotecas del gran-ducado, establecidas en Freiburgo, Heidelberg, Carlsruhe, Mannheim y Donaueschingen, que contienen un total de cerca de 600,000 volúmenes, con numerosos manuscritos de gran valor.
Había viajado por todas las cañerías y sótanos de la corte, y anidado en todos los archivos y bibliotecas: sólo en la Real Academia Española se comió en menos de una semana tres manuscritos inéditos que había depositado allí cierto autor ilustre.
Tieck, de Berlín; Enrique Ternaux-Compans, de París, y Luis Lemcke, de Brunswich, por su generosidad en facilitarme los tesoros de sus ricas bibliotecas.
Habia escuelas en las basílicas y monasterios, y tambien bibliotecas, aunque estas no eran siempre lo que hoy entendemos bajo ese nombre.
En la Biblioteca Real de Francia faltan el I, V y VI tomos; pero en la Biblioteca de l'Arsenal existe el I, y en la de Sainte Genevieve el V, de modo que en París falta sólo el VI. En las bibliotecas españolas, en donde por cada obra de poesía se guardan cien vidas de santos, no se conserva, según parece, ejemplar alguno ni medio completo, y lo mismo sucede en las alemanas.
La mera indicación de impresos y manuscritos antiguos, basta, pues, en mi concepto, puesto que se trata de obras de las cuales no tienen conocimiento los bibliógrafos, excitándome en particular el deseo de llamar la atención de los aficionados á estos estudios, hacia la extraordinaria riqueza de obras, no impresas, de antiguos dramáticos, que yacen escondidas todavía en las bibliotecas de España, y en particular en la del Duque de Osuna. ¡Lástima que no se publicasen, por lo menos, las joyas más preciosas de esta clase, antes de desaparecer para siempre por los estragos del tiempo!
Verdad es que los estímulos faltan, porque allí no se puede ejercer ninguna profesion sin diploma oficial; los escritores, que podrían consultar las bibliotecas y estudiar los museos, hallan fuertes trabas legales que restringen mucho la publicidad; y los artistas han tenido que resignarse á la modesta condicion de copistas de las obras maestras, por carecer de apoyo social.
Palabra del Dia
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